Existen empresas que no tienen registro y se desconocen los químicos que utilizan, con lo cual pueden contribuir a la contaminación del manto acuífero
En Yucatán existe un registro de 250 empresas dedicadas a la exterminación de plagas, pero hay otro número similar o mayor que no lo tienen, por lo que a ciencia cierta se desconoce qué tipo de productos químicos utilizan para su labor, y hay una alta probabilidad de que, al recurrir a alguno prohibido, estén contribuyendo a la contaminación del manto acuífero, que en estos momentos es algo grave.
Al respecto, Erendira López Carrión, presidenta de Controladores Expertos del Sureste A.C., comentó que en los últimos cuatro años la mancha urbana en Mérida ha crecido mucho, pero no de manera proporcional a los protocolos que deberían aplicarse para salvaguardar de las plagas y termitas un patrimonio que será una inversión a mediano o largo plazo.
Se calcula que sólo el cinco por ciento de los constructores protegen sus obras de termitas y plagas, por lo que cuando el propietario la recibe y después de unos cuatro o cinco años se encuentra con el problema, resulta que es mayor el impacto económico que si se hubiera atendido de manera preventiva, de hasta 70 u 80 veces.
Acompañada de representantes de la empresa que distribuye el químico autorizado para esa labor, la dirigente explico que en la mayoría de las plazas comerciales aparecen termitas, roedores y fauna nociva que dañan estructura, materiales y suministros.
Al cuestionar si ya habían realizado la eliminación de plagas, los encargados indicaron que la constructora lo hizo, por lo que Lopez Carrión subrayó que este trabajo no puede hacerlo cualquier persona o empresa constructora,ya que se requiere de tener todos los permisos de salud y por supuesto la debida capacitación.
“No se debe tomar a la ligera la elección de la empresa que se va a contratar para esta labor, se debe tener en cuenta hasta el equipo se seguridad que utilizan”, recalcó López Carrión en una rueda de prensa celebrada ayer en las instalaciones de la Coparmex Mérida.
Texto y foto: Manuel Pool