Zamarreada

Armando Escalante
Periodista y analista político

De acuerdo con una publicación del periódico El País, crece el número de lectores que evitan las noticias duras como la pandemia o la guerra de Ucrania. Ese mismo sentir también está extendido por el mundo y México no es la excepción.

Dice el informe “Digital News Report 2022”, que el 15% de los menores de 25 años de edad ya se informan a través de TikTok y que cuatro de cada 10 usuarios escucha podcasts. “La era digital ha inundado nuestras vidas de información. Estar más conectado también hace complicado lograr evadirse de la actualidad. Pero esa sobreexposición está provocando que los consumidores de noticias se estén volviendo selectivos”.

Y eso que dice el periódico español se repite sin duda —pienso yo— en México: “cada vez hay más gente que evita ciertas temáticas, como la pandemia, la guerra de Ucrania, las crisis políticas o la carestía de la vida, ya sea por hartazgo, porque les resultan deprimentes o porque no se confía en las fuentes”.

(Esta es una de las principales conclusiones que traza el informe Digital News Report 2022, elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, a partir de más de 93 mil entrevistas a consumidores de 46 países y de referencia en el sector de la prensa).

En lo personal, no creo que la culpa sea toda de los medios. Es más, me parece que si hubiera que responsabilizar a alguien sobre por qué la gente no quiere informarse y prefiere noticias triviales y fuentes poco serias para pasar el rato, es por la ignorancia misma del lector o del ciudadano promedio, que huye a la realidad o cuando menos lo intenta. No querer saber de una guerra o de una pandemia, lo confirma.

Son cifras de terror las que trae el reportaje: dice que el 15% de los jóvenes españoles de menos de 25 años se informan a través de la red social TikTok. Quizá en México —pienso— andemos a la par o más altos, por el auge que está teniendo esta red donde lo ligero es lo más aceptado.

Lo medular del reportaje es que la confianza en las noticias sigue cayendo, hasta el punto de que por primera vez hay más escépticos (39%) que gente que confía en las informaciones de los medios (32%). Ninguna cabecera (titular) logra la confianza del 50% de los encuestados de su país de origen. Lo peor es que el interés por las noticias ha caído 30 puntos en los últimos siete años: el porcentaje de personas que tenían mucho interés por las noticias rondaba el 85% en 2015 y apenas llega al 55% en 2022. Pero la gran novedad es que el 38% de los consumidores confiesa que evitan, ya sea a menudo o a veces, ciertos tipos de noticias (en 2017 la proporción era del 27%).

Y concluye: “Entre los motivos esgrimidos para justificar su resistencia a consumir ciertas noticias, los encuestados señalan, sobre todo, que tienen un efecto negativo en su estado de ánimo. También aducen un exceso de información y que se trata de “noticias sesgadas. Eso no quiere decir que recurran necesariamente a fuentes alternativas, como blogs o streamers. A menudo simplemente quieren no saber nada del tema. Las malas noticias provocan ansiedad y problemas mentales en ciertas personas”, explica Nic Newman, autor principal del estudio al que hacemos alusión.

No hay una receta para salvar a la humanidad de la ignorancia. Newman identifica algunas vías sugeridas por las conclusiones de su estudio. En primer lugar, conviene hacer que las noticias sean más accesibles e inteligibles. “Ese es uno de los motivos por los que los más jóvenes y quienes tienen bajos niveles de estudios deciden evitar ciertas informaciones. Añadir más explicaciones, responder a las preguntas de la audiencia y apoyarse en formatos digitales, como el vídeo o el podcast, puede ser de ayuda”, dice el experto en algo que me temo, no arroja muchas esperanzas si de calidad se trata.

O sea, en conclusión, hay que hacer malabares para que la gente comprenda algo que debería formar parte de su propio conocimiento. Para mí, no es culpa de los medios sino de la ignorancia que cada quien lleva en la frente con mucho orgullo, al grado de defender su derecho a estar desinformado.

El Xix.— Hablando de desinformación y de ignorancia, con tirar unos cuerpos en una brecha a medio monte, le pegaron una zamarreada al gobierno de Yucatán sin que asuma interés por defenderse. Basta leer la cantidad de tonterías que fue capaz de opinar el público promedio debajo de la nota respectiva de la mayoría de los medios, para predecir el futuro electoral de Yucatán y de Mérida en particular. Todo mal.