Confianza en México, confianza en el Presidente

Rogerio Castro Vázquez 
@rogeriocastrova

Cuando terminaba el año 2020, las noticias sobre el efecto de la pandemia fueron demoledoras: México presentaba una recesión de -8.2% de su PIB. Fueron los momentos más amargos. Para el año siguiente hubo recuperación, el PIB creció 4.6%. 

Del empleo ni qué decir. En 2020 se perdieron más de 12 millones. Lo bueno es el acumulado de marzo de 2021 sumó más de 13 millones (hoy la desocupación es la más baja en dos años: 59.5 millones de población económicamente activa). 

Desde esos tiempos empezó el avance. Con grandes esfuerzos empezamos a salir adelante. Pero vino la guerra entre Rusia y Ucrania. Estalló en febrero de este año y las cosas volvieron a ponerse difíciles. 

Estos dos eventos mundiales han impactado en la economía de los países, generaron inflación por la parálisis productiva que causó la primera y el encarecimiento de las energías que devengó de la segunda. En México ésta llegó a 7.6%. Alto, pero por debajo de los índices de 11% en Latinoamérica y 8% en Europa. 

En ese punto el Gobierno fortaleció su estrategia para reducir su impacto entre los más pobres. Porque cuando hay inflación todo se encarece. Los sueldos de una familia ya no alcanzaban para completar el gasto. 

Se quedaba corta la canasta básica que puede costar entre mil 500 y dos mil pesos, con solo los productos básicos. Las comidas ya no rinden, “se tiene que hacer maravillas”. Quienes cocinan empiezan a sustituir o de plano eliminar ingredientes. 

Por ejemplo, los primeros que se encarecen son el huevo, frijol, pollo, queso, aceite, aguacate y cebolla, papa, pan dulce, por mencionar algunos. Sin contar otros productos o servicios, así como bienes complementarios. Las familias ya no pueden, hacen recortes de todos lados. 

Entonces, el Gobierno de México tomó las riendas. Llamó al consenso para bien del pueblo. El presidente lanzó el Paquete contra la Inflación y la Carestía de 16 puntos, que contó con el apoyo de la iniciativa privada. 

Dentro de ese Paquete se estableció que 24 productos de la canasta básica no subirán de precio. Además de los mencionados se suman arroz, atún, azúcar morena, bistec de res, chile jalapeño, chuleta de puerco, jabón de tocador, tomate saladet, leche, limón, manzanan, naranja, papel higiénico, pasta para sopa, zanahoria, sardina y tortillas de maíz. 

Los otros tienen que ver con el control de las gasolinas, para no encarecer la luz y los costos de distribución de productos; aumento de apoyos al campo y actividades agrarias, quitar o mejorar impuestos por peaje y traslado de mercancías, aumentar productividad en aduanas y puertos, fortalecer la seguridad en carreteras y aprovechar programas de Liconsa y Diconsa.

A este paquete se suma la propuesta hacia Estados Unidos para combatir entre ambos la inflación que incluye el ordenamiento de la migración, uso eficiente gasoductos, mejora regulatoria en el T-mec, estabilidad de gasolinas en la frontera e inversión interna en ambas naciones para reducir las importaciones.

Algo que ayuda mucho es el aumento al salario mínimo, que en tres años ha aumentado en 60%, que pasó de 88 a 141 pesos. A lo que nunca se atrevieron los gobiernos neoliberales.

Es un problema mundial y el Gobierno ha tomado su responsabilidad. Todas las acciones mencionadas nos deben dar confianza en que vamos a salir de ésta. Es duro e inevitable, pero juntas y juntos podemos. 

Ha pasado antes, pero con gobiernos que ignoraban al pueblo y le cargaban deudas y préstamos que sólo la élite cobraba y disfrutaba.

La diferencia es que hoy tenemos un gobierno y un presidente que quiere mucho a México.