En las décadas de los 40 a los 60, la proporción de la población no rebasaba el 30%, sin embargo, en los 70, la concentración y la migración hacia la capital experimenta un verdadero salto
Gracias al auge henequenero que experimentó Yucatán, desde fines del siglo XIX comenzó a transformarse la fisonomía de la capital yucateca, donde se levantaron hermosos edificios, muchos de los cuales afortunadamente aún se conservan, mientras que otros por la humedad y sin el debido mantenimiento, van cayendo por partes como recientemente ocurrió con el edificio que perteneció a Agustín Vales Castillo ubicado en la calle 65 entre 54 y 56, en la calle Ancha del Bazar.
Para el año de 1900 de acuerdo al primer Censo Nacional, Mérida tenía 43 mil 630 habitantes, una cifra no muy lejana de los 34 mil 700 que Calzadilla aporta para la ciudad en 1814, cita Michel Antochiw en su obra Mérida 1900-2000.
Y mientras la ciudad formaba una mancha que tenía como límites los barrios de Santiago, San Sebastián, San Juan, San Cristóbal, La Mejorada, y hasta la Ermita de Santa Isabel en la que fuera la antigua salida a Campeche, más allá se ubicaban las quintas y fincas que alternaban con las casas tradicionales de madera y huano rodeadas de milpas, donde no había más que veredas entre vegetación silvestre o cultivada, sin numeración, restos de las antiguas zonas rurales ocupadas por los indígenas mayas que prestaban sus servicios en la ciudad y que la abastecían con sus productos.
Fue el 31 de agosto de 1901 cuando relata Francisco Montejo Baqueiro en su obra “Mérida en los años Veinte”, que se inauguró el nuevo servicio de luz eléctrica en la capital yucateca, desde la Plaza de Santa Ana hasta donde se colocó el último foco en el camino que conducía al entonces Pueblo de Itzimná, y que a principios de 1903 se abrió al público el Paseo de Montejo, que en su momento se utilizaba como hipódromo.
Para esa época comenzó la pavimentación y embanquetado de calles del centro de la ciudad y de algunos suburbios, y asi se terminó con los lodazales que en tiempos de lluvias se registraban en la confluencia de la 47 y 60. Entonces, la periferia no constituía una zona de reserva urbana sino que, era ocupada por fincas y haciendas privadas, cambiaba paulatinamente de uso, transformándose desde entonces en fraccionamientos habitacionales como el de San Cosme llamado posteriormente colonia Garcia Gineres, o el de Chuminopolis que, a principios de siglo no formaba todavía parte de la ciudad.
Al respecto, Eric Villanueva Mukul en su obra Yucatán, Historia y Cultura Henequenera, comenta que la urbanización de Mérida, aunque lentamente también avanzó y en las décadas de cuarenta, cincuenta y sesenta, la proporción de la población ubicada en Mérida no rebasaba el 30% y asi se mantiene por tres décadas. Sin embargo, en los setenta, la concentración y la migración hacia la capital, experimenta un verdadero salto, pasando a representar el 39%, de la población total de la entidad de 1 ‘063,740 habitantes.
Para entonces, todavía, muchas colonias, hoy consideradas céntricas como la Vicente Solís y la Francisco I Madero, no contaban con alumbrado público y pavimentación, la Melitón Salazar y la Castilla Cámara, tenían una infraestructura muy precaria.y todavía era muy fácil distinguir los sembradíos de henequén en las afueras de la ciudad, donde la casa maya de paja, los ripios, aún eran construcciones con bastante presencia en la ciudad, al igual que las veletas que en los setenta, todavía eran bastante comunes.
La influencia rural, en la ciudad capital, aún estaba presente y muchas de sus costumbres y tradiciones, aún prevalecían, pero en el centro de la ciudad ya se comenzaban a experimentar problemas de tránsito y de acuerdo a notas periodísticas de 1972, fue necesaria una reunión entre representantes del Ayuntamiento, la Cámara de Comercio y las dos líneas de transporte urbano existentes porque el número de vehículos que circulaban en ese entonces estaba aumentando a razón de unas 800 unidades por año, sin contar los automóviles o camiones de medio uso adquiridos en otros puntos del país. Entonces como a la fecha, el principal problema para el comercio está en el estacionamiento de las calles 63 y 65, entre 60 y 58.
Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Archivo