Carlos Hornelas
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Mientras en Estados Unidos se ha encontrado culpable de cinco cargos a Genaro García Luna, en México, a Linda Cristina Pereyra le ha sido retirado el desbloqueo que tenía la Unidad de Inteligencia Financiera sobre sus cuentas bancarias, con lo cual, la esposa del entonces llamado “Súperpolicía” podrá tener acceso nuevamente a dichos fondos, independientemente de cómo hayan sido adquiridos.
Aun a pesar de que hay una demanda en su contra, por parte de la Fiscalía General de la República, por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, la UIF declaró que en un principio había bloqueado el acceso a las cuentas como medida cautelar hasta conocer la resolución del caso.
Lo que no se comprende es que, ahora que se conoce el resultado le quite los obstáculos para acceder a la fortuna de 745,8 millones de dólares que habrían fundamentado la demanda inicial de la Fiscalía en el Estado de Florida, en la Unión Americana, demanda promovida por el Estado Mexicano, como lo recordó el presidente la semana pasada.
Diputados de Morena han reaccionado después de conocer la suerte de García Luna, proponen que dos de sus propiedades que son lujosas residencias, una ubicada en el exclusivo fraccionamiento de jardines de la Montaña y otra en Jiutepec sean objeto de extinción de dominio en favor de niñas, niños, adolescentes y personas con discapacidad o adultos mayores víctimas de violencia.
De prosperar esta iniciativa habrá que ver ahora qué se les ocurre para ocupar dichas propiedades. No vaya a pasar lo mismo que en Los Pinos, cuyos edificios albergan exposiciones que no guardan un hilo conductor entre sí ni se percibe un plan programático ni de las actividades culturales ni de su propuesta museística y se advierte improvisación, falta de integridad o propósito de la obra o, en el peor de los casos intención de llenarlo con lo que sea, con tal de ocupar el espacio.
Dos cosas llaman la atención del complejo de Los Pinos: aquel espacio que envanecía a los presidentes todopoderosos ahora le dedica dos de sus salones a la propaganda del Tren Maya, proyecto faraónico del actual presidente, que simplemente lo envanece. Y la segunda, una cabaña dedicada a la obra de Helguera, caricaturista de viejo cuño, duro con los presidentes en el poder…al menos hasta antes de la 4T. Un crítico del poder en una cabaña exclusiva en Los Pinos, las ironías de la vida.
Mientras la UIF desbloquea recursos de la cónyuge del ahora condenado, el presidente da lecciones a loa abogados para armar los argumentos de los alegatos: se queja de que el abogado de García Luna, César Castro no haya planteado la posible participación de diversas agencias del gobierno americano siendo incluso premiado por algunas de ellas en su momento.
Y de verdad que es de llamar la atención que mientras en Estados Unidos caen los capos mexicanos, no se sepa jamás de que caigan ni funcionarios coludidos en ese país ni se sepa nada de ningún capo. Los verdaderos titiriteros solamente muestran cómo se mueven los hilos, pero jamás aparecen ante el público.
Sin embargo, el culebrón de García Luna está lejos de terminar si es que se acepta la apelación dado que lo presentado por la fiscalía fueron solamente testimonios y en algunos casos de testigos protegidos.
A esta serie le faltan algunos capítulos. Ironías de la vida. Mientras García Luna era funcionario, Televisa y Tv Azteca transmitían en sus programas matutinos “en vivo”, aunque también con una ligera diferencia de minutos, la detención de Florence Cassez. Le gustaba tanto la televisión que en esos días se pagaron 118 millones de pesos a Televisa por realizar la serie “El Equipo” que apuntalaba el trabajo de la entonces AF.