Y como los niños insistieron tanto el abuelo accediò a contarles a todos un cuento…
“Esta historia es muy original. Érase una vez una bailaora que taconeaba muy bien y que era muy morena que un buen día frotò la lámpara de su habitaciòn y la convirtiò en mágica. Le dijo que cumpliría los deseos que le pidiera cualquier persona menos ella, su dueña. Y a ella le pareciò bien, era muy alegre y feliz…
La bajò a la plaza y le contò a todos los vecinos la historia. Y uno de ellos frotò la lámpara y dijo “yo quiero ser muy rico” y, en efecto, al momento su cuenta bancaria se incrementò en varios millones de euros. Pero el tipo no era noble ni generoso, no cultivaba la amistad, y siguiò igual de amargado que siendo pobre.
Una chica la frotò y gritò “hazme muy guapa”. Y la lámpara la convirtiò en una mujer preciosa… pero con su mismo ceño fruncido, su malhumor perenne y su falta de empatía social. Continuò igual que antes, sin resultarle atractiva a nadie, porque su interior era muy desagradable y mezquino.
Un niño se acercò y frotò la lámpara y suplicò “por favor, concédenos un capote”. Estaban varios pequeños juntos divirtiéndose a la sombra jugando al toro. “No deseas uno para cada uno?”, preguntò la lámpara. “No, no.. basta con uno, nos turnamos para usarlo”. Se le concediò, tan hermoso era…
Y los niños jugaron felices toda la tarde, lo pasaron genial…
Y la bailaora pensò que la lámpara en verdad sí era mágica…”
Dedicado a mi amiga Mònica Iglesias, ella y el baile son la misma cosa
Dedicado a todo aquel que es feliz con un capote en las manos
Dedicado a Luisito