Armando Escalante
Periodista y analista político
Miles de personas nos dimos cita en más de 120 ciudades del país para manifestarnos frente a la amenaza que significa un tipo de como Amlo. Aunque la organización de la marcha fue cauta y propositiva, en la realidad todo este nuevo reaccionar cívico obedece a la preocupación que los mexicanos tenemos por la escalada destructora de Manuel López contra las instituciones que construimos por tres décadas para vivir en democracia.
En esa concentración de millones de mexicanos se refrendó nuestro deseo de seguir viviendo en libertad pero sobre todo, se puso nuevo muro al populismo que representa el mal gobierno que ejerce el inquilino de Palacio Nacional.
La coincidencia de los que asistimos a esta libre manifestación cívica es que no queremos que nos digan en unos años más que estamos enojados porque somos de los que perdimos privilegios.
Y es cierto, en todo caso, hay que reconocerlo, la unión de tantos millones de mexicanos en este momento es porque no queremos perder lo que hemos ganado. Y eso hicimos ayer domingo; salir a las calles para evitar perder privilegios: no quiero perder el privilegio de seguir teniendo una ciudad segura; no quiero perder el privilegio de poder salir libremente de mi casa, de mi ciudad o de mi país; o perder el privilegio de tener una carretera bien construida.
Tampoco quiero perder el privilegio de tener internet, de ver programas de TV libres de control político o censura, ni perder el privilegio de poder comprar vacunas y pagarlas, el día y la hora que yo quiera.
Pero por encima de todo, no quiero perder el privilegio de salir a votar, de tener una credencial de elector elaborada con muchos y costosos candados; ni perder el privilegio de estar en el padrón electoral. No queremos perder el privilegio de tener elecciones, de poder llegar a una casilla a votar sin que haya tribunales a modo que fallen a favor de un dictador que fue el que los puso en el cargo.
Es un hecho que entre quienes diferimos de López y los que lo idolatran nos separa un sólo elemento: nosotros sabemos que miente y todos los días damos crédito, ojos y oídos, a las miles de pruebas que demuestran que actúa en corrupción, que engaña, que falsea los actos de su gobierno, y que inventa cosas para engañar a los que se dejan. Los que lo siguen, sólo hacen eso, lo siguen, pero no se atreven a prestar atención a ese vendaval de pruebas, documentos y testimonios que confirman la enorme corrupción y el riesgo que significa este gobierno, con una alianza con el narcotrafico descubierta y confirmada por varios actores en el asunto.
En fin, ayer hubo nueva manifestación de apoyo frente al peligroso gobierno de Manuel López que podría acabar con todo lo ganado en 30 años, en tan sólo unos cuantos meses que le quedan.
El xix.— En mi cuenta de equis, o sea de Twitter, mandé ayer un tuit que generó miles de vistas, reacciones de apoyo, retuits y sólo unas cuantas de discrepancia de parte de desconocidos (bots y chairos) que se enojaron porque dije que siendo todavía temprano para la hora de la cita, ya eran miles los yucatecos que estaban en la manifestación, pese a que nos cayó un mal tiempo llamado “norte”.
“Aún no comienza y en Mérida ya reboza el paseo de Montejo y el Monumento a la Patria con la #MareaRosa miles de ciudadanos desafían el fuerte Norte,la llovizna y el viento frío”, señala el mensaje.
Y es que todos los que se atrevieron, sacaron no sólo paraguas e impermeables, sino fuerzas para apoyar la causa de enfrentar a un tipo que quiere destruir el camino que millones de mexicanos construyeron para vivir en democracia. Tenemos que impedirlo.