La presidenta Isabel

Mary Carmen Rosado Mota

@mary_rosmot

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Hoy en día que tenemos cada vez más opciones de series y películas para ver en plataformas de streaming, sigo extrañando las temporadas de Club de Cuervos, aquella que fuera la primera serie original en español de Netflix, una producción mexicana que, justamente, tenía como temática principal al futbol. Club de Cuervos nos presentó a un equipo ficticio de la liga mexicana, aunque ahora jueguen para la Kings League, con más frustraciones que éxitos y a personajes que durante 4 temporadas se volvieron inolvidables, aunque ninguno como la inigualable Isabel Iglesias.

Mariana Treviño interpretó de manera espectacular un papel que hacía mucha falta en las ficciones deportivas, una mujer que no fuera únicamente la novia del aficionado, la periodista que acude a los partidos o la esposa del entrenador, sino una mujer cuya vida giraba en torno al deporte pero que, además, tenía aspiraciones de llegar a lo más alto, sin importar su género.

Al igual que yo, creo que muchas mujeres que amamos el deporte, en especial el futbol, nos habremos identificado con Isabel Iglesias; quizá en más de una ocasión sentimos frustración por no poder tener acceso a “puestos importantes” dentro del mundo deportivo simplemente por no ser hombres, o con el tener que remar contracorriente para ser realmente consideradas y tomadas en serio, sin que se dude de nuestras capacidades.

Chabela mostró que dentro de tanta pasión desmedida, también nos podemos equivocar y que las ganas de cumplir con nuestras metas pueden llevar a replantearnos otros escenarios de nuestra vida, como el deseo de ser madre. Fue un personaje bastante “real” en un club ficticio, porque ser mujer en el deporte, en la mayoría de las ocasiones, implica cumplir también con el rol de esposa, de hija, de hermana, de amiga e incluso, el riesgo de ser juzgada por no poder cumplir a la perfección con todos esos estándares mientras realizas tu trabajo.

Isabel nos enseñó que para llegar a ser presidentas de un club de futbol, aún cuando seas la dueña, necesitas de inteligencia, de saber dominar tus emociones y no que ellas te dominen a ti, de ser humanas, de reconocer cuando cometemos errores, de dejar ir cuando los caminos se separan, de reconciliarnos con la familia y con nosotras mismas, la valía de perdonar. 

Pero sobretodo, la salvadora de los Cuervos negro de Nuevo Toledo nos enseñó que hay que tener claro quién queremos ser y, aún más importante, quién tenemos la capacidad de llegar a ser. No dejarnos desanimar por nadie, ni por los obstáculos, ni las dificultades. Si tienes la capacidad y el talento, lucha hasta llegar a donde quieres estar y si aún no llegas, recuerda que siempre está la opción de tomar una pausa mientras disfrutas de un rico elote, respiras profundo y lo vuelves a intentar.

Ojalá encontremos a más Isabel Iglesias que nos motiven a convertir la ficción en realidad.