El aumento de siete pesos al salario mínimo es para morirse de risa, por no decir hambre, coincidieron los líderes del Congreso del Trabajo y la CROC, Jervis García Vázquez y Pedro Oxté Conrado, respectivamente, en las primeras reacciones al anuncio realizado la semana pasada por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
García Vázquez se dijo en desacuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, porque no pueden regular la vida de un trabajador, de sus hijos y la familia.
“Ese aumento de 7 pesos al salario mínimo, para quedar en 80.40 pesos es una burla a los trabajadores, ya que se necesita mucho más”, señaló.
Y es que, dijo, el ente tripartita debe fijarse en el aumento de los combustibles, canasta básica y electricidad para determinar el aumento al salario mínimo.
Por ello, indicó, es importante que haya unidad entre la clase trabajadora y sus dirigentes para poder luchar juntos por mejores salarios, tal como ha sucedido año con año cuando negocian el pliego petitorio ante el Ejecutivo estatal.
Por su parte, el líder de la CROC en Yucatán, Pedro Oxté Conrado afirmó que la única forma de frenar la escalada de precios es que se frenen los servicios que proporciona o controla el Estado, tales como los combustibles y la electricidad.
Es una vacilada eso de que sólo les aumentan a las empresas y grandes consumidores, que al consumo doméstico no, cuando lo cierto es que todos terminamos pagando esos aumentos, señaló.
Ya que, puntualizó, las empresas las trasladan al consumidor final.
Por ello, señaló el dirigente, desde el sector obrero se ha propuesto el fin de los aumentos a los servicios para que el sueldo recupere el poder adquisitivo.-Esteban Cruz Obando