¿A dónde va el campo con la 4T?

Muchos mexicanos, ahora que han sentido en carne propia las agresiones de la política de la 4T, bien porque los despidieron de su trabajo, los eliminaron de las listas de beneficiarios de algún programa social o porque empiezan a sentir los estragos de una actividad económica más débil que la de años anteriores, empiezan a notar y a decir en sus conversaciones diarias que, con la elección de presidente de la república del 2018 lo que se hizo al elegir a Morena como partido en el Gobierno fue, respecto a sus antecesores en el poder, como saltar de la sartén a la lumbre. Antes -dice la gente- con todo y que estaba plagado de corrupción, nos llegaba más ayuda, en cambio, ahora que supuestamente ya no hay corrupción, nos están quitando lo poco que nos daban; esta es, literalmente, la verbalización de mucha gente del pueblo respecto de la situación actual. Pero no nos engañemos, aún hay un sector muy importante que no se ha dado cuenta del fraude del que fue víctima; de que se le timó electoralmente y que, anestesiado por las tarjetas con pequeñas cantidades de dinero, no puede ver el panorama general del país, su futuro y el de su familia, que tarde o temprano se verán afectados; a muchos compatriotas les pasa como a aquel que navegando por un río, habiendo librado un escollo, olvida que más adelante está la cascada que lo precipitará al abismo, haciendo añicos su bajel.

Para sacar de su engaño a nuestros compatriotas, servirá la realidad que no dejará de anunciarles el desastre que viene, como también es útil explicarles pacientemente que el rumbo por el que nos están llevando es el equivocado. Abordemos hoy el tema del campo mexicano.

Los principales frenos estructurales al desarrollo del campo que los estudiosos han encontrado son los siguientes:

A) La excesiva fragmentación de las unidades productivas, que impide lograr economías de escala. B) La falta de uso de tecnología de punta en la inmensa mayoría de las mismas: no se usa maquinaria agrícola, sistemas de riego en ninguna de sus modalidades, etcétera. C) Falta de inversión en infraestructura productiva. D) Falta de un verdadero análisis científico para que cada región aproveche sus ventajas competitivas y se aboque a la producción que más le convenga. E) Como consecuencia de lo anterior, estancamiento de la productividad agropecuaria.

La consecuencia de tanto atraso en el sector rural es la falta de mejoría en el nivel de vida de la gente que depende de las actividades agropecuarias; la mayor parte de la población rural vive en condiciones de pobreza. Lo que se esperaría de un gobierno que conozca mínimamente esta problemática, que no es nueva, es que se combatieran una a una las fallas estructurales de la producción agropecuaria; que se lograran revertir para ser un país más competitivo a nivel mundial, puesto que México tiene el potencial para ello, por poseer recursos naturales inmensos y una masa de trabajadores fuerte –el famoso bono demográfico- y tenaz.

Pero ¿qué es lo más relevante que se está implementando en el campo mexicano? El programa Sembrando Vida, que paga 5,000 pesos mensuales a los inscritos en el programa de reforestación (serían 230 mil beneficiarios en 2019), pero que paradójicamente, incentiva la deforestación –hay quien ha atribuido, no sin argumentos, al programa, el aumento de los incendios forestales que se vivió en 2019, algunos de los cuales se habrían provocado para poder luego volver a sembrar en las superficies siniestradas. También se está impulsando el programa Crédito Ganadero a la Palabra, criticado por muchos productores dada la tremenda burocracia que hay que sortear para poder acceder al programa, así como porque varios “beneficiarios” se quejan de la corrupción de los funcionarios morenistas –sí, esos hombres sin mácula que ha formado el presidente de la república “con el ejemplo”- que les pretenden dar vaquillas viejas, flacas y enfermas habiéndose invertido en ellas cantidades elevadas de presupuesto. Esto es lo “novedoso” de los programas del campo.

Por otro lado, varios programas que existían en el sexenio anterior (como PROGAN y PIMAF) dejaron de existir al no asignárseles presupuesto en 2019, por lo que los trabajadores que eran beneficiarios de éstos son ahora damnificados de dichas acciones de gobierno; otros, como el PROAGRO productivo se reemplazaron por “Producción para el Bienestar” pero, a casi un año de que inició la administración morenista, en los ejidos se escucha un rumor de inconformidad porque a una gran cantidad de beneficiarios no se les ha dado un solo peso del principal apoyo de gobierno para impulsar la producción agrícola, y aunque la meta que se propuso el Gobierno es de alcanzar a 2.8 millones de beneficiarios, la información respecto al alcance real es opaca.

El Gobierno actual no está atacando las causas estructurales que mantienen la producción agropecuaria estancada. Parece que ignora las causas económicas del bajo crecimiento de la actividad agropecuaria. Y lo peor es que no solamente no se está haciendo nada por modernizar y hacer más competitiva la actividad del sector en mención, sino que parece – aclaro, posible lector, que la carencia de datos precisos obedece a la falta de transparencia del Gobierno en las cifras realmente alcanzadas, por lo que solo resta basarse en el contacto diario con los trabajadores del campo- que el balance entre lo que se gana y lo que se pierde, es negativo; hoy, los pequeños apoyos en efectivo fluyen en menor cuantía, más lentamente o de plano no llegan; los fertilizantes por ejemplo, no fueron entregados o fueron disminuidos a decenas de miles de productores, lo que motivó semanas de protestas; en todo el país se escuchó también el clamor de muchos campesinos a los que a pesar de sus legítimas protestas, ni siquiera se les permitió ser escuchados; se les despidió con una tunda mediática, escarnecidos por el propio presidente; se les negó el derecho de audiencia por el mismo personaje que repite frecuentemente que su gobierno “escucha a todos”. Dada la estacionalidad de la producción en el sector agrícola mexicano (el grueso de sus resultados se ve solo hasta el segundo semestre del año) sería de esperar que los resultados de la producción agropecuaria, registrados en el sector primario del PIB, sean empujados a la baja por la muy probable disminución de la producción agrícola. Con todo y esto, para 2020, la propuesta de Morena es recortar más de 19 mil millones de pesos a la secretaría del ramo, la Sader. Así, se estaría agravando la crisis de los campesinos cuya situación ya de por sí es mala. Con un Gobierno que no ataca las deficiencias estructurales de la producción e ignora las leyes económicas del desarrollo, los campesinos no mejorarán significativamente su situación.

En próximas elecciones el pueblo debe elegir a gobernantes mucho mejor preparados y firmemente comprometidos con el pueblo, que tengan permanentemente a una gigantesca organización del pueblo mexicano detrás de ellos, para que ésta los sostenga y les dé fuerza, pero también para que los vigile y los haga actuar siempre en su beneficio. Esta masa consciente y organizada debe estar dispuesta a salir a las calles, al menos, por dos razones: para defender su proyecto o exigir la salida de quienes no le cumplan. ¿Acaso Morena ha formado una organización popular gigantesca a la que obedezca? ¿O solo usó su demagogia para ascender al poder y luego gobernar sin ser ordenado y vigilado por las mayorías? Duras las lecciones de nuestro presente. Pero no hay mal que por bien no venga.

Por: Pável Calderón Sosa

Responsable del Trabajo Campesino en Yucatán

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.