René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com
No son generación de cristal, más bien son espejos en los que nos choca y nos checa mirarnos, porque se nos olvida que también tuvimos esa edad y todo lo que vivimos esos tiempos, y que la brecha generacional con nuestras madres y padres es inevitable, y que la educación que recibimos como generación pasada se quedaría corta ante todos los retos de los contextos de la generación de hoy con tanta tecnología, tanta complejidad, y tanta importancia a la salud mental.
Juzgamos a las adolescencias porque idealizamos la nuestra, y se nos olvida todo el daño que sufrimos, los riesgos a los que estuvimos expuestos(as), lo que hicimos por amor, las tarugadas que se nos ocurrían con nuestras amistades, criticamos desde el pasado, sin ver ni entender del todo sus mundos, porque tenemos poca curiosidad por lo que les interesa, lo que les mueve, y tenemos poco respeto por su derecho a equivocarse y a aprender de sus errores, porque no nos damos cuenta que en la sobreprotección no les dejamos vivir, sino sobrevivir.
Si tus adolescentes lo están pasando mal, y quizá no entiendas las razones, o a ti no se te hagan razones suficientes, para eso está la terapia psicológica como herramienta útil para la toma de decisiones en la crianza, en momentos de crisis, cuando no alcanzamos a comprender de dónde vino esa falta de motivación, ese aislamiento y su negativa a contarnos las cosas o ese enojo tan a flor de piel que demuestran constantemente.
Quizá incluso tienen definiciones distintas de qué cosas son un problema, y de qué tamaño es la problemática, recordemos que las adolescencias están rodeadas de muchos mensajes malintencionados, post-verdades, teorías de la conspiración e influencers poco responsables del contenido que comparten y que en su ingenuidad pueden creer, así como en nuestra adolescencia creíamos muchas cosas que hoy claramente ya no creemos.
Si tu adolescente te pide venir a psicoterapia no lo tomes a la ligera, ya que está pidiendo ayuda de manera asertiva, independientemente de que creas o no en esto, lo hayas vivido o no lo hayas vivido puedes empatizar con su situación e intentar apoyarle de esa manera por el problema amoroso, social, mental o psicológico que esté atravesando. Yo sé que a veces como mamás y papás creemos que tenemos que animarles y decirles que sí se puede, que sean fuertes, vamos, los mensajes de aliento y de motivación pueden ser positivos si son sinceros, pero no necesariamente suficientes para sacarles del hoyo.
Además, se vale sugerirles venir a terapia sin hacerles sentir que están locos(as), porque aunque a veces lo pensemos, no lo están, y necesitan ese empujoncito para tener este espacio donde se pueden desahogar, tener un espacio seguro para quejarse de otras personas o de lo que les pasa, y rebotar ideas sobre lo que pueden hacer sobre cosas que les son importantes en el momento. La terapia les puede ayudar a encontrar paz mental, a ordenar sus pensamientos revueltos, a construir bienestar, y a tener más herramientas de autorregulación emocional y estrategias de afrontamiento.