Adviento época de esperanza – Por Roberto Atocha Dorantes Sáenz

 

La palabra Adviento significa venida o espera, con esto inicia el año litúrgico, la Iglesia nos invita a prepararnos para la natividad de Nuestro Señor.
Una manera de prepararnos para el nacimiento de Jesucristo es vivir en el presente de nuestra vida diaria la “presencia de Jesucristo” en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor. Batalla constante con las tentaciones del mundo, la carne y el poder, por eso debemos procurar en esta época avivar nuestra fe.
Prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la “majestad de su gloria”. Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído en Él. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
En esta época surgen muchos “profetas” toman pie para hablar sobre cosas negativas e interpretaciones de la Sagrada Escritura, donde resaltan el “fin del mundo”. Para ello, me permito citar al Padre Castellani (sacerdote argentino que nació en Reconquista (Santa Fe), el 16 de noviembre de 1899). El Padre Castellani veía en el olvido de la Parusía una de las causas principales de la descristianización. Apenas se predica nunca del Adviento definitivo de Cristo que esperamos. Afirmaba que estamos en una gran Guerra invisible.
El Apocalipsis es realmente el quinto Evangelio, que tantos cristianos de hoy ignoran. En esta Revelación de Jesucristo, entre el fulgor de liturgias cósmicas y celestiales, y el alegre anuncio de las victorias de Dios omnipotente, al mismo tiempo se nos manifiesta e interpreta esa “dura batalla contra los poderes de las tinieblas que atraviesa toda la historia humana, y que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor” (Vat.II, Catecismo 409).
La Biblia, la Tradición y el Magisterio afirman que el Reino de Dios está en combate permanente con el Reino del pecado, con el mundo, que “yace todo bajo el Maligno” (1 Jn. 5,19). Cristo nos lo avisa claramente: El mundo que me ha odiado y perseguido os odiará y perseguirá a vosotros (Jn. 15,18-22). “Mirad, yo os envío como ovejas entre lobos” (Mt 10,16). El libro del Apocalipsis está inspirado por Dios: forma parte de la Revelación divina contenida en las Sagradas Escrituras.
Resulta que el pasado 30 de noviembre, el impopular presidente de los Estados Unidos de América Donald Trump, en el tradicional discurso, al momento de encender el árbol de Navidad nacional, dijo: “En la Navidad celebramos el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, para los cristianos, ésta es una temporada santa: la celebración del nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. La historia de la Navidad comienza hace 2000 años con una madre, un padre, su hijo pequeño, y el regalo más extraordinario de todos, el regalo del amor de Dios para toda la humanidad.” Esperemos que el espíritu navideño ilumine su intelecto y voluntad para políticas buenas y no discriminatorias.
Ya mañana se pone en práctica la costumbre piadosa de la Corona de Adviento, la actual forma de la corona de Adviento se debe al educador y teólogo luterano Johann Hinrich Wichern, que atendía un albergue de huérfanos en Hamburgo.
El encendido progresivo de las velas de la corona de Adviento es una tradición familiar antes que litúrgica. La costumbre de la colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramas verdes se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos que nos prepara para el nacimiento del Niño Dios.

 

Por Roberto Atocha Dorantes Sáenz*
robertodorantes01@gmail.com

* Ejecutivo de ventas, pero ante todo un hombre de fe inquebrantable. Experto en teología y filosofía.

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