Por Arturo Pérez
Lamentablemente ya se habló de esto hasta el cansancio, pero un enamorado del fútbol o un romántico tampoco puede guardarse su opinión, simplemente no puedo quedarme callado.
El fin de semana tuvo que existir una auténtica fiesta del futbol mundial. La final de la Copa Libertadores, clásico argentino, entre los dos más grandes de ese país, River Plate vs Boca Juniors. Lamentablemente esto se canceló por un grupo de fanáticos, porque eso son. No son “pseudofanáticos”, tampoco son “ignorantes”, son fanáticos porque ellos viven este hermoso deporte de esa manera.
Ahora, antes que nada, no los defiendo. Lo que hicieron el fin de semana es imperdonable, simplemente inaceptable. Esa no es la forma de vivir el fútbol o expresarlo. El deporte representa pasión, orgullo, pero también amor, paz, honestidad y no violencia. Todos se están yendo en contra de ese grupo de fanáticos que atacó el bus, pero yo no. Yo le hecho la culpa a las federaciones, a los clubes y a los directivos.
Porque ellos son los principales culpables por no poner límites. Ver un partido de fútbol debería de ser como ir al cine; vas, comes botana, admiras la función, la disfrutas y saliendo opinas sobre ella. Pero no, venden cerveza (que por cierto es uno de los principales causantes de estas disputas), llevan bengalas, armas afiladas. ¿Por qué hacen esto? Porque no se les ha enseñado a vivir el fútbol, este deporte no es una guerra. Ahí está el problema, no se enseña a vivir el futbol. Si se hiciera, sería algo tan pacifico como ir al cine a disfrutar de la película del año.
