Arzobispo pide evitar el bullying en las escuelas

El arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, recomendó a los estudiantes que han comenzado el nuevo ciclo escolar, a que no cometan el llamado bullying, al igual que en los ambientes laborales se debe evitar toda falta de respeto entre compañeros, o de abuso de autoridad con los empleados; en esos mismos entornos han de trabajar por la justicia, por el cuidado de nuestra tierra, de nuestro aire, de nuestros cenotes y mares, dijo.

Expresó que los niños y jóvenes han regresado a sus escuelas, y espera que sea un curso escolar de grandes frutos y crecimiento integral para todos ellos.

Invitó a los padres de familia a que estén muy atentos a la educación de sus hijos, al contenido de los libros de texto y a lo que los profesores les estén enseñando.

“Los padres de familia son los primeros responsables de la evangelización de sus hijos, así como también de su educación, por lo que nadie debe imponer ideas o valores distintos a los que ellos les quieran heredar”, añadió.

Por otra parte, señaló que también se inicia el llamado “Mes de la Patria”, para celebrar este mes y cada una de sus fiestas con verdadero fervor patrio.

“Más allá de emociones y sentimientos estériles, ojalá que crezca en cada uno el verdadero amor a nuestro México, junto con el compromiso de trabajar personalmente por el bien común, por la búsqueda de la paz, de la justicia y del cuidado de la casa común”.

Por otra parte, también ahora inician su mandato todos los nuevos presidentes municipales de Yucatán, oremos para que su mandato favorezca el desarrollo integral de sus comunidades.

Al explicar la primera lectura, tomada del Libro del Deuteronomio, nos presenta el pasaje donde Moisés entrega al pueblo de Israel los preceptos y mandatos, los cuales son necesarios cumplir para entrar en la tierra prometida.

“Igualmente nosotros tenemos una tierra prometida en el cielo y somos llamados a vivir aquí como extranjeros, como quien va de paso, cumpliendo la voluntad del Padre para poder llegar a la casa celestial”.

Reiteró que a lo largo de la historia de Israel se fueron añadiendo preceptos y mandatos dándoles un rango igual a cualquiera de estas normas, metiéndose así en detalles del lavado de las manos y la limpieza de los vasos, las jarras y las ollas, haciendo de esto un rito obligado bajo pecado. Por eso los fariseos y escribas critican a los apóstoles de Jesús cuando ven que comen sin lavarse las manos.

Recalcó que Jesús reprueba la hipocresía de estos críticos que “hacen a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a tradiciones humanas” (Mc 7, 8), y enseña a todos que la suciedad de las manos o de las vasijas no puede ensuciar el alma, “pues no es los que entra de fuera lo que mancha al hombre, sino lo que sale de su corazón; porque del corazón del hombre salen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo, la frivolidad” (Mc 7, 21-23). Más allá del daño que hagamos con estas perversidades, todas esas realidades manchan nuestro propio espíritus.

“Por más bien que luzca una persona en su exterior, por su maquillaje, por su ropa, por sus bienes, por su prestigio, por su lugar en la sociedad, inclusive hasta por algunas prácticas religiosas, Dios sin embargo, mira la realidad de la podredumbre, fetidez y fealdad que hay en su interior por esas perversidades. En cambio, podemos encontrar gente sin dinero, sucia por el sudor de su trabajo, con ropa vieja, sin ninguna importancia en la sociedad o en la Iglesia, que sin embargo sea preciosa a los ojos de Dios, quien conoce y valora el interior de cada uno. Veamos pues, con la misma mirada de Dios”, mencionó.

Desgranó que hoy en día son muchas las personas que no saben los diez mandamientos de memoria, y lo peor es que se atenta con gran facilidad al quinto mandamiento, pues en esta cultura de muerte se justifican las guerras y los asesinatos derivados del crimen organizado.

“Valen más las enormes ganancias de los fabricantes de armas, que la vida de los seres humanos. Además, en esta cultura de libertad absoluta e incuestionable, con un marcado individualismo, vale más la comodidad de una mujer, que la vida de un niño que ha sido concebido; cambiando los conceptos para tranquilizar la conciencia, llamando “producto” al ser humano concebido, y denominando “interrupción del embarazo” al asesinato del no nacido”, consideró.

Dijo que otro mandamiento que se pisotea frecuentemente es el octavo, pues muchos creen que se vale mentir para salir bien librado.

“Como la señora que en confesión le preguntaron si decía mentiras y ella contestó tranquilamente: ‘no las digo, sólo lo hago cuando las necesito’. Jesús dijo la verdad en el juicio que le hicieron y eso le valió la muerte en cruz, mientras que hay quienes, por tonterías de la vida común, mienten sin medida alguna. La corrupción a todos los niveles de la vida humana, se erige sobre una gran mentira o una serie de mentiras, para sostener la búsqueda del poder o del éxito humano”, enfatizó.

“Con el salmo 14 que hoy proclamamos, preguntémosle a Él: ‘¿Quién será grato a tus ojos, Señor?’. La misma Palabra de Dios en este salmo nos responde quién es grato a sus ojos: ‘El que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. Quien no hace mal a su prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ese será agradable a los ojos de Dios eternamente. Repasemos esta lista y hagamos nuestro examen de conciencia”, subrayó.

Texto y foto: Darwin Ail