¿Así son los doramas?

Por Didier Ucán

Debo admitirlo… Mi iniciación en el mundo de las historias fue a través de las novelas, en casa sólo teníamos un televisor; viejo, desvencijado, que tardaba en encender.

Durante mucho tiempo los contenidos fueron acaparados por mi madre e inevitablemente mi primer contacto fueron los melodramas del canal de las estrellas; desde las infantiles como El diario de Daniela, Cómplices al Rescate y vivan los niños hasta las “adultas” estelarizadas por Gaby Spanic (La Usurpadora) y Bárbara Mori (Rubí).

Esos primeros acercamientos sirvieron para entender la estructura básica de la novela. La calidad del lenguaje audiovisual y el tipo de historias se quedaron encasilladas en un estándar, mismo que en opinión de este servidor ya queda obsoleta.

Durante mucho tiempo no consumí ninguna historia similar, más que por creerme intelectual, porque todas me parecían igual. Es por eso que cuando me recomendaron ver “El amor es un capítulo aparte” dudé con todo mi ser sobre darle una oportunidad, (además no soy fan del romance). Sin embargo la primera impresión fue grata, la calidad de producción estaba ahí; el lenguaje cinematográfico estaba bien, su paleta de colores iba acorde con lo que quería proyectar y el desarrollo de la historia va buen ritmo, te cuenta cosas cuando te las tiene que contar. Además de que todas las escenas son aprovechadas de algún modo para profundizar en los personajes.

La historia principal se ramifica para dar paso a otras incógnitas de la trama que se van resolviendo entre los demás personajes, permitiendo que sea entretenida y que el reparto se convierta en una extensión de la historia misma que apoya a los protagonistas.

Quedé sorprendido, por un momento pensé en si es obra de la varita mágica que tiene Netflix para confiar en ciertos proyectos. Quizá no sea la mejor opción para alguien que busca una historia profunda o personajes complejos, pero se convierte en un escape para el que busca historias ligeras, fáciles de digerir y de disfrutar.

Me pregunto si todos los doramas serán iguales, si la cuestión es cultural o sí tiene que ver con una especie de nuevas formas de aterrizar las historias de romance… Quizá algún día lo sepa.

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