El cambio climático no es un evento único en la historia de la vida en la Tierra, pero sí este es el primero provocado por el hombre
El cambio climático será desolador para la biodiversidad pero aún no está claro qué animales saldrán peor parados. Ahora, un estudio con miles de fósiles de invertebrados marinos ha identificado las especies que estarían en mayor peligro, entre ellas, las que viven en los polos y las de cuerpo pequeño.
El estudio, dirigido por la Universidad de Oxford y publicado en Science, recuerda que el cambio climático no es un evento único en la historia de la vida en la Tierra, pero sí este, el primero provocado por el hombre.
En el pasado, otros cambios climáticos han afectado a la biodiversidad, aunque la mayoría fueron causados por los gases de efecto invernadero generados de manera natural por la actividad volcánica.
Sin embargo, sigue sin estar claro qué factores hacían que las especies fueran más o menos resistentes a ese cambio, ni cómo afectaba la magnitud del cambio climático al riesgo de extinción.
Análisis del registro fósil
Para responder a esta pregunta, el equipo de Oxford analizó el registro fósil de invertebrados marinos (como erizos de mar, caracoles y crustáceos) de los últimos 485 millones de años; un registro rico y bien estudiado, que permite comprender mejor cuándo y por qué se extinguieron las especies.
Usando más de 290,000 registros fósiles de más de 9,200 géneros, recopilaron un conjunto de datos sobre rasgos clave que pueden afectar a la resistencia a la extinción, incluidos aspectos que no han sido estudiados en profundidad anteriormente, como la temperatura.
Después, los investigadores integraron esta información con simulaciones climáticas para desarrollar un modelo que permitiera comprender qué factores determinaron el riesgo de extinción en otros cambios climáticos.
Así, descubrieron que las especies que soportaron cambios de temperatura de 7 grados centígrados o más a lo largo de etapas geológicas eran significativamente más vulnerables a la extinción y que las especies que ocupaban zonas climáticas extremas -como las polares- eran “desproporcionadamente vulnerables” a la extinción.
También descubrieron que los animales que solo podían vivir en un rango estrecho de temperaturas (especialmente por debajo de 15 grados) tenían muchas más probabilidades de extinguirse y que las especies con cuerpo pequeño tenían mucho más riesgo de extinción que las de cuerpo grande.
El tamaño del área de distribución geográfica
Pero el factor que más determinó el riesgo de extinción fue el tamaño del área de distribución geográfica: las especies de las regiones geográficas más extensas tenían muchas menos probabilidades de extinguirse, según el estudio.
Si además estas características se acumulaban -por ejemplo animales pequeños en áreas de distribución pequeñas y con una distribución térmica estrecha- los animales eran aún más susceptibles de extinguirse que los que únicamente presentaban uno de estos rasgos.
Texto y foto: EFE