Carnívoros y reaccionarios

Por Gerardo Novelo

Hace aproximadamente un año se viralizó un vídeo de un hombre comiendo carne cruda afuera de un festival vegano. Ya saben, ese que traía “necesito atención” escrito en la frente. Él, y toda esta ola de autodenominados “carnívoros”, son uno de los ejemplos más exquisitos, y más refutables, de la lógica reaccionaria.

Al centro de esta ideología está un profundo complejo de víctima acompañado de delirios de persecución. Operan bajo la idea de que todo está bien, perfecto y natural exactamente como está, y que cualquier mínima desviación de la norma pronto será imposición en contra de sus valores tradicionales.

Antes de proceder: no, no estoy hablando de tí, persona que simplemente come carne. Estoy hablando de quienes se pintan en pecho el estandarte de “carnívoro”. De los que se sienten perseguidos por la mera existencia de un movimiento vegano. De los que se celebran como herederos de nuestros “ancestros”, aquellos que cazaban mamuts y disfrutaban harems prehistóricos, y que honran su memoria cazando presas en la sección de carnes frías del supermercado. Los unga bunga, pues.

Lejos está el veganismo de ser una imposición cultural inescapable. Pregúntenle a su vegano local cuánto tiempo se tarda en encontrar un restaurante.

El status quo es, obviamente, comer carne. Pero, en el mundo imaginario dentro de la cabeza del carnívoro reaccionario, lo vegano es lo dominante; en un santiamén viviremos en una distopía veganazi y él y sólo él es el único que puede dar resistencia.

“Él y solo él”, por cierto, porque estos movimiento son predominantemente masculinos e individualistas. Tendrá algo que ver, asumo, con frágil necesidad de demostrar hombría. De nuevo: unga bunga.

Ni la estadística ni la observación casual sirven para el carnívoro reaccionario. La mera existencia de una alternativa vegana a un platillo tradicional, aunque sea una entre miles, le hace gritar “¡ya todo tiene que ser vegano hoy en día!”. ¿Les recuerda, tal vez, a la satirización burda de movimientos progresistas de representación?

Hablo de carnívoros porque es la manifestación menos politizada de la lógica reaccionaria, pero no hay por qué hablar en código: los reaccionarios son conservadores convencidos de que su defensa a lo hegemónico es un acto de rebeldía. Se creen contracultura, pero son lo opuesto: contra-contracultura, bastiones del status quo en resistencia al avance social.

 

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