Muy sorprendido quedó don Juan Ramirez May, al enterarse recientemente que el terreno que tiene en copropiedad con su hermano Rosendo Ramirez Bacab, en el municipio de Tzucacab, fue objeto de un contrato de servidumbre de paso a favor de la CFE, por lo que ahora no puede hacer la correspondiente división del predio para heredarlo a sus hijos.
El mencionado predio rústico que está marcado con el número de tablaje catastral 404, se encuentra en la vera de la carretera Catmis-Tzucacab, donde cruzan en las alturas los cables de electricidad que interconectan a la Península, y es por esta razón que aunque veían los cables no imaginaron que existía un documento en el que se otorgó el consentimiento para tal efecto.
¿Pero cómo lo hicieron sin que me buscaran para que firmara?, se pregunta don Juan, quien desde hace muchos años vive en Mérida, por lo que al cuestionar a su hermano Rosendo, este le comentó que hace tiempo fue personal de la comisión a su terreno para comprarle maderas y que al final le pidieron poner su huella en un papel, ya que no sabe leer ni escribir.
Entonces, prácticamente resultó que el dinero de la indemnización por el derecho de paso, 563 pesos en el año 1999, fue con el que le pagaron al tio la madera que ellos mismos cortaron, comentó el licenciado Jorge Ramírez Balam, hijo de don Juanito, quien se ha hecho cargo del asunto y ante todo busca se castigue la falsificación de la firma de su padre en la escritura pública número 34, que con fecha 21 de mayo de 1999, se pasó ante la fe del abogado, Luis Felipe Lopez Martín, en ese entonces titular de la notaría número 93 con sede en Valladolid.
Debido a esta servidumbre de paso que afecta 4 mil 331 metros cuadrados, por debajo de donde cruzan los cables se tiene la obligación del paso a las brigadas que dan mantenimiento a las líneas y en su caso permitir que se coloquen postes o torres de conducción.
Texto y foto: Manuel Pool