Según la teoría del Triángulo de Sternberg, existen tres componentes fundamentales en las relaciones: intimidad, pasión y compromiso. Una especialista nos los explica.
Mañana es 14 de febrero, fecha que para buen número de personas es muy importante, pues buscan demostrar con detalles ese amor y/o aprecio que se tiene por alguien con quien se vincula sexoafectivamente. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas.
Según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los datos de nupcialidad (matrimonios y divorcios ) 2022 arrojan que estos últimos van al alza.
De acuerdo con dicha información, en 2022 se registraron 166,766 divorcios. De estos, 99.6 % correspondió a parejas heterosexuales. La edad promedio en la que se divorciaron los hombres fue de 38.3 años; la de las mujeres fue de 36.6.
De igual manera se indicó que para ese mismo año la duración promedio del matrimonio de las parejas que se divorciaron fue 17.7 años. La relación divorcios-matrimonios muestra una tendencia creciente en los últimos 12 años: el aumento fue de 15.1 a 32.9 divorcios por cada 100 matrimonios.
Con respecto a este tema, la psicóloga clínica especializada en terapias de pareja, Isi Chávez Medina, manifestó que actualmente las parejas que atraviesan por crisis en el matrimonio, antes de tomar la decisión de separarse, buscan ayuda profesional, sin embargo, en ocasiones lo hacen cuando la relación se encuentra ya fragmentada.
“Las parejas llegan porque todo está perdido, no llegan en el momento como para conocerse, reencontrarse. Llegan con la forma de pensar en que quieren que se les diga qué hacer y es importante que sepan que la terapia está basada en el conocimiento de uno mismo, que sean ellos mismos que decidan qué quieren hacer con el resto de sus vidas después de terapia”, explicó la profesional.
Señaló que, según la teoría del “Triángulo de Sternberg” (planteada por el psicólogo estadounidense Robert Sternberg), existen tres componentes fundamentales en las relaciones: intimidad, pasión y compromiso. Estos elementos se complementan entre sí y permiten entender este sentimiento tan complejo que es la base de nuestras relaciones interpersonales.
“En muchas ocasiones nos basamos en estos elementos para que las parejas logren entender porque se mantienen en una relación o no; existen casos en los que se quedan solo por compromiso pero no hay la parte de intimidad, es decir la confianza y conexión emocional entre las parejas”, anotó.
Asimismo, dijo que en muchos casos influye en la pareja, si viven o no juntos, el tipo de educación que recibieron en la infancia y hasta en ocasiones su religión.
Otro dato importante: Chávez Medina afirmó que es importante trabajar en nosotros mismos, conocernos y buscar ayuda si así lo necesitamos antes de estar en pareja para con esto poder ser claro de lo que queremos o buscamos de la otra personas, ya que indica solemos relacionarnos con personas que aparentan tener cualidades de las que uno carece.
“Y es ahí donde podemos hablar del amor propio, ya que solemos buscar nuestras carencias emocionales en alguien más. Es importante cerrar nosotros mismos los ciclos y las carencias con las que crecimos y ser conscientes de donde estamos buscando ya sea aceptación, reconocimiento, amor u otro sentimiento”, comentó.
Mayor apertura masculina
La entrevistada comentó que existe una mayor apertura por parte del sexo masculino en buscar ayuda, ya que hasta hace unos años eran quienes más se reusaban a asistir a terapia de pareja y hablar sobre sus problemas y salud mental.
“Tenemos que valorar qué tipo de crianza han tenido nuestras parejas, ya que de ahí vamos a reconocer ciertos comportamientos y desde ahí poder trabajarlos. Es responsabilidad de cada uno sanar las heridas pero también es del otro no aprovecharnos de ellas”, resaltó.
Recomendó que la terapia en pareja puede comenzar desde antes de formalizar el matrimonio, ya que está aporta y ayuda a conocer al otro y fomenta los vínculos que son importantes para mantener la relación.
“La terapia puede ser en pareja o individual, pero es importante siempre conocerse a sí mismo, anticiparse. No siempre se tienen que ir a terapia cuando existe un problema, sino también los cambios que pueden aparecer durante el matrimonio”, finalizó la profesional.
Cuestión de ciencia
El enamoramiento no dura más de tres años y “por cada año que una mujer esté enamorada tardará tres meses en llegar a sus niveles de dopamina, mientras que el hombre lo logrará en solo 28 días”, aseguró el doctor Eduardo Calixto González, profesor de Fisiología y Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
Señala que el enamoramiento no viene siempre del corazón, como lo ha difundido la idea del amor romántico, sino que es un proceso que genera neuroquímica específica en el cerebro. Por eso desde el noviazgo hasta llegar a una relación estable, surgen varias sustancias, que generan distintas reacciones.
El enamoramiento surge en los primeros meses de la relación y puede durar hasta los primeros años. En el camino, aparece la dopamina, que genera atención y memoria por lo que, al enamorarse, se recuerdan los detalles y se siente como si el tiempo pasara más rápido.
También está involucrada la oxitocina, que crea el apego a la persona, pues da la sensación de “sentirnos uno solo con la pareja”. Los besos y abrazos son los estimulantes para incrementar esta sustancia. En todo esto se activan el hipotálamo, también la amígdala cerebral y el hipocampo.
El especialista explicó que en realidad, “nos enamoramos con el cerebro”, debido a las sustancias neuroquímicas que se liberan. El amor está compuesto por tres factores: el psicológico, social y biológico.
Ante este tema, en el 2022 las estadísticas de nupcialidad registraron 507, 052 matrimonios. De estos, 98.9 % fue entre contrayentes de diferente sexo y 1.1 %, entre el mismo sexo. La edad promedio de los hombres y las mujeres al unirse en matrimonio fue de 34.1 y 31.2 años, respectivamente. En los matrimonios heterosexuales, el hombre tenía más edad que la mujer, en 65.2 % de las uniones. En 23.1 %, él era menor y en 11.4 %, ambos tenían la misma edad.
Texto y fotos: Andrea Segura