Habitantes del puerto, asesorados por científicos, logran devolver vida al ecosistema tras cuatro meses de trabajo comunitario y técnico
A cuatro meses de haber iniciado los trabajos de reforestación en los manglares de El Cuyo, municipio de Tizimín, ya se empiezan a ver los primeros resultados: los nuevos ejemplares comienzan a crecer y devolver vida a la zona.
Un colectivo integrado por 14 habitantes del puerto ha trabajado en la apertura de canales y el desazolve del Petén Hu, acciones que han permitido la recuperación paulatina de la flora y fauna del lugar.
Estas acciones forman parte del proyecto “Raíces”, una estrategia de restauración ecológica de manglares en sitios prioritarios del noreste de la Península de Yucatán.
Como parte de este esfuerzo, se integró una brigada comunal que intervino una zona de 30 hectáreas de manglares degradados, donde se realizaron una serie de canales con una extensión total de aproximadamente dos kilómetros, con el fin de conducir agua dulce y desazolvar el Petén.
Las personas participantes fueron asesoradas por científicos de la Fundación Mexicana para el Océano, la Universidad Nacional Autónoma de México, con sede en Mérida, y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
El Cinvestav informó que se llevó a cabo la excavación de un canal primario de 814 metros de longitud y la apertura de cuatro canales secundarios, trabajos que iniciaron en junio y concluyeron el 12 de septiembre de este año. Gracias a esto, ya se observa el florecimiento de manglares en la zona intervenida.
“Durante las visitas de campo, tanto la brigada como el grupo técnico fueron testigos de los cambios en el sitio: mayor aporte de agua dulce del petén, presencia de especies pioneras y plántulas de manglar, así como de fauna como aves, peces y reptiles”, informó el Cinvestav.
Por último, ahora, la comunidad se enfocará en el cuidado y mantenimiento de la zona restaurada, con el objetivo de evitar retrocesos, ya que este sitio representa un punto verde importante para la comunidad de El Cuyo.
Texto y foto: Alejandro Ruvalcaba




