De un Otro al otro, y el Otro también (Parte 2)

Por Sergio Aguilar

Entonces busquemos el problema:  ¿por qué es tan malo el episodio “Rachel, Jack and Ashley Too” de la última temporada de Black Mirror? Para responder, hagamos una comparación entre ese y el mejor episodio de la serie: White Christmas.
Como recordarán, White Christmas tiene algo muy parecido al tema de Ashley Too: la discusión sobre la singularidad, el momento en que las máquinas adquieran autoconciencia.

En el caso de White Christmas, esta autoconciencia está dada por la capacidad de clonar la conciencia humana y ponerla dentro de una “galleta”. Y lo que vuelve a la Autoridad tan poderosa es la capacidad de clonar la subjetividad para tener más control sobre el individuo. Lo que permitirá la singularidad es la capacidad de sentirnos más libres de nuestro cuerpo y, por ello mismo, seremos más prisioneros que nunca.

El punto que no podemos olvidar es este: la autoconciencia de las máquinas vendrá de nuestra conciencia. Algo parecido tratan de hacer en Ashley Too, pero no les sale.

“Rachel, Jack and Ashley Too” cuenta la historia de una niña obsesionada con una estrella pop que canta canciones de autoayuda. También conocemos un poco a esta artista, Ashley (encarnada por Miley Cyrus), quien vive domesticada por su tía/manager que la explota comercial y laboralmente.

El siguiente lanzamiento no es un nuevo disco, sino un muñeco llamado Ashley Too, que de modo similar a la galleta, copia la subjetividad de Ashley para transplantarla en juguetes muy parecidos a la película de Pixar, Wall-E.

Por si no les ahuyentó enterarse que Miley Cyrus era la protagonista del episodio, hay que reconocer que el episodio termina con una relación sumamente ingenua con la tecnología. Y no me refiero a su optimista final de película infantil de Disney, sino a la idea ingenua que tiene sobre cómo será la singularidad.

La escena clave es cuando las niñas usan la computadora de su padre (dedicado a crear una rata robótica) para “ampliar” la conciencia ya reprimida en el juguete de Ashley.

La cuestión aquí es que tal parece que Ashley es una “galleta” del episodio White Christmas, pues no solo el consciente sino también el inconsciente es atrapado en la galleta, dispuesto a su liberación en una interfaz ingenua con forma de cerebro (como si el robot tuviera un cerebro) para la modificación del robot, quien continúa su “vida” junto con la Ashley “real”.

Entonces, la diferencia radica en que “White Christmas” lidia con el problema que para el poder y la subjetividad supone la copia del sujeto con el fin de castigarlo, mientras que “Rachel, Jack and Ashley Too” celebra esta copia como un instrumento para liberar al sujeto. Y el problema no es su optimismo, sino que esta liberación parece ser posible solo en un mundo de caramelo de Disneylandia, mientras que la opresión es bastante más parecida al mundo que vivimos. Y es ahí donde el poder liberador de Black Mirror se destroza en la “liberación” de un sujeto.

 

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