Perlita, una de sus integrantes, declara que son 4 generaciones desde que su bisabuelo Luis logra poner su local, varios de sus descendientes siguen el oficio; de su abuelo Luis hereda su amor por un gremio católico.
El próximo 12 de octubre se celebra el Día del Panadero y bien vale la pena recordar a una de las familias meridanas que por décadas se ha esmerado por mantener la tradición y el gusto de ofrecer al público un producto fresco y de excelente calidad.
Estamos hablando de la Familia Andrade, que lleva cuatro generaciones dedicada al arte de hacer buen pan, y es Perlita Andrade Martínez, quien platicó con el equipo de Peninsular Punto Medio acerca de la manera en la que su bisabuelo, Luis Alonzo Andrade trabajo en varios establecimientos, donde agarró la experiencia y confianza suficiente para emprender su negocio propio.
—Él era muy trabajador, y en un principio no tenía local propio, así es que donde veía una panadería que estaba medio decaída, la alquilaba y la levantaba; después hacía lo mismo con otra y otra más, hasta que junto lo suficiente para poner en la calle 52 por 41 su panadería con local propio al que llamo “La Harinera” —explicó Perla, quien comentó que al fallecer su bisabuelo, esa panadería se le quedó a uno de sus tíos, José Andrade Ortega quién la trabajó hasta su muerte en 1985. En la actualidad la atiende su hermanito Renán Andrade Ortega.
En cuanto al mayor, Luis Andrade Ortega, que es el abuelito de Perlita, ella señaló que se independizó y abrió su panadería “La Motuleña”, ubicada en la 56 por 73, en la esquina que lleva el mismo nombre, y después de muchos años, en la década de los años ochenta, se trasladó a un nuevo local en el que permanece a la fecha con el nombre de Panadería Andrade, y que se encuentra en la calle 60 por 83.
—Estamos acá desde 1984, mi abuelito trabajó acá hasta que falleció en el año 2000, y fue entonces cuando mi papá Alonso y mi abuelita Genny Pavia, se hicieron cargo del negocio que ahora, desde el 2006 llevo las riendas —comento esta joven, a quien no le asusta el trabajo de la panaderia, pues aprendió desde pequeña a manejar el horno, una demandante labor que realiza con mucho cariño recordando las enseñanzas de su abuelito Luis quien tambien le heredó su gran devoción al Cristo de las Ampollas.
—El era tesorero del Gremio Católico de Panaderos Viva Cristo Rey, que en este 2020 cumple 126 años de existencia, y del que ahora soy su presidenta —explicó.
Su abuelito le tenía un amor infinito al Cristo de las ampollas.
—Año con año mi abuelo estuvo presente en el gremio con la sonrisa que lo caracterizaba, se preocupaba por que saliera bien siempre fue primero lo religioso, primero cumplir con el Cristo y después, con el dinero que quedaba y con lo que aportaban los proveedores costeábamos la fiesta, pero ante todo, lo primero era ir a dar gracias a Dios —destacó, quien con mucha emoción recordó como eran los días previos a estas festividades.
—Cuando llegaban los primeros días de septiembre siempre nos recordaba que el 14 era la bajada del Cristo, y en esas fechas teníamos que tener los ternos, los zapatos, las flores, los canastos y todo lo que se necesitaba para la entrada del gremio a Catedral que es cada 12 de octubre —recordó Perlita, quien comenta que este año por la contingencia por el COVID-19 las cosas serán muy diferentes.
—Todo se va a realizar en un solo día, a nosotros nos tocará este martes 13, a las 10 sera la entrada a misa, a las 11 el Rosario y a las 12 la salida. No habrá procesión, ni música, ni juegos pirotécnicos, solo vamos a participar 30 personas del gremio que vamos a portar solo 4 estandartes, nos va a recibir el padre y entramos a oír misa. Estamos tratando de que nos permitan seguir con la tradición de regalar pan a los que asistan a la misa, pero van a ser muy pocos ya que para evitar aglomeraciones, solo se permitirá el acceso cuando mucho a 100 personas —comentó.
Confió que para el próximo año puedan de nueva cuenta festejar como acostumbraban al Cristo, hasta con serenata.
Texto: Manuel Pool
Foto: Cortesía
