Por Carlos Hornelas
Estamos viviendo tiempos convulsos en América Latina. El “Octubre Rosa”, nombrado así para concientizar acerca del cáncer de mama, se va tiñendo poco a poco, en tonos cada vez más oscuros y densos en el continente.
Los cacelorazos de 2001 en Argentina han regresado a las calles ante una nueva crisis económica que parece repetir su sino una y otra vez. La última, habría decretado la moratoria de la deuda externa y, en palabras de los expertos, habría empleado a través del estado hasta el 35% de su población con tal de detener la ola de desempleo. Hoy quienes impusieron esas medidas regresan al poder de la mano de los peronistas o mejor dicho kirchneristas, con la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner quien llega acusada de corrupción durante su anterior gestión. A esto habrá que añadir que en Uruguay se vislumbra el regreso de la derecha teniendo como vecinos a los argentinos peronistas.
En Bolivia ha estallado un movimiento que ha ocupado las calles y diversos espacios públicos que se opone a la llegada de Evo Morales a un cuarto mandato consecutivo. Se habla de manipulación en las cifras de los comicios y de una serie de irregularidades que han dividido a los bolivianos quienes se han enfrentado en las calles y chocado de manera violenta hasta con armas de fuego.
En Chile, el incremento del precio del boleto del metro bastó para que los cacerolazos de las manifestaciones que se venían dando desde hace un mes, escalaran hasta que la semana pasada algunos grupos lanzaron bombas molotov a diversas estaciones del metro provocando incendios que en algunos casos, las dejaron inservibles. El ejército tuvo que salir a las calles a tomar el control de la situación e imponer un toque de queda durante siete días consecutivos. Mismo que fue desafiado por algunos manifestantes en la madrugada quienes insistían en sus reclamos. El fin de semana, el presidente Sebastián Piñera pidió la renuncia de ocho ministros de su gabinete en un afán por tratar de bajar la tensión de los reclamantes.
Mientras tanto, en Ecuador el presidente Lenin Moreno, el mismo que retiró la calidad de asiliado a Julian Assange en su embajada de la Gran Bretaña; retiró el subsidio a los combustibles como parte de un plan de ajustes económicos. Se han bloqueado 17 de 24 provincias y el alza del combustible se refleja en un desabasto de productos en mercados, escasez y especulación en alimentos y aumentos en el transporte público. El domingo el gobierno dio marcha atrás al decreto de la discordia pero la inestabilidad no ha parado.
Como sabemos, en Brasil también se cuecen habas y la gestión de Bolsonaro y su peculiar estilo de gobernar no ha estado libre de accidentes. En Venezuela la situación no avizora un cambio en un mediano plazo.
Y en México, estamos felices, felices, felices. Me canso ganso.