Desafíos de la Familia

Existe un ataque sistemático hacia todo aquello que representa a la familia, como si el desarrollo de la civilización se vea en la necesidad de eliminar todo lo que representa el pasado, con nuevas formas de pensamiento que desconocen el origen de nuestra cultura.

Las familias se encuentran ante nuevos desafío como bien menciona la Exhortación Apostólica del Papa Francisco “Amoris Laetitia”, a continuación presento una sinopsis de los obstáculos-

El Papa menciona la “función educativa, que se ve dificultada, entre otras causas, porque los padres llegan a su casa cansados y sin ganas de conversar, en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos, y crece una gran variedad de ofertas de distracción además de la adicción a la televisión. Esto dificulta la transmisión de la fe de padres a hijos”.

Las familias suelen estar enfermas por una enorme ansiedad. Parece haber más preocupación por prevenir problemas futuros que por compartir el presente. Esto, que es una cuestión cultural, se agrava debido a un futuro profesional incierto, a la inseguridad económica, o al temor por el porvenir de los hijos.

Hay tristes situaciones de violencia familiar que son caldo de cultivo para nuevas formas de agresividad social, porque las relaciones familiares también explican la predisposición a una personalidad violenta. La violencia intrafamiliar es escuela de resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas.

Ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad.

Pero ¿quiénes se ocupan hoy de fortalecer los matrimonios, de ayudarles a superar los riesgos que los amenazan, de acompañarlos en su rol educativo, de estimular la estabilidad de la unión conyugal?

La vergonzosa violencia que se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación. La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal.

Hay quienes consideran que muchos problemas actuales han ocurrido a partir de la emancipación de la mujer. Pero este argumento no es válido, “es una falsedad, no es verdad. Es una forma de machismo”. La idéntica dignidad entre el varón y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad.

La fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar y enseñar a amar. Por muy herida que pueda estar una familia, esta puede crecer gracias al amor.

Por Roberto Dorantes.

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