Editorial

Luego del tremendo escándalo que resultó la compra de ventiladores por parte del IMSS al hijo de Manuel Bartlett, ahora resulta que el Instituto Mexicano del Seguro Social devolvió los aparatos porque no tenían las características que requería.

En esta historia que ya se está convirtiendo en un ridículo absoluto, todo parece indicar que la 4T quiere dar carpetazo en este asunto con un simple “disculpa, no me gustan y te los devuelvo”. Pero siempre, cuando se trata de compras federales, las cosas no son tan sencillas como parecen.

En primera instancia, los dirigentes del IMSS habían informado que la compra de estos ventiladores a un precio desorbitado se debía a que eran de los mejores de su tipo, se los entregaban de inmediato y que además cumplían con todos los requisitos que pedía la organización. El decir ahora que siempre no eran los adecuados y devolverlos sólo nos parece una excusa para tratar de apagar el fuego que se creó en los últimos días con tal acto de influyentismo.

Pero además el asunto no para ahí, porque si el contratista no entregó el producto como pedía el IMSS, entonces el Gobierno Federal puede vetar, y debe hacerlo, hasta por tres años, al vendedor por no cumplir con los lineamientos y entregar un producto inadecuado.

¿Esto lo hará así la federación o simplemente está tratando de resolver el batidero que generó con la compra de los ventiladores? Eso lo veremos más adelante.

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