Editorial

Las medidas tomadas anteayer por el gobernador Mauricio Vila Dosal son un fiel reflejo de lo que ocurre en el estado en este momento, ya que cuando hubo un voto de confianza por parte del mandatario hacia la sociedad con la reactivación económica y el fin de la Ley Seca estos, como se dice coloquialmente, se tomaron el pie cuando les ofrecieron la mano.

Es por tal motivo que cuando pensábamos que estaba a punto de acabar la cuarentena, hoy en día estamos a punto de volver a donde nos encontrábamos hace dos meses. Y no es una decisión fácil.

No es decisión fácil para el Gobierno del Estado el volver a paralizar las actividades empresariales y recreativas sabiendo la crisis económica en la que se encuentra Yucatán que ha ocasionado se que pierdan mas de 20 mil empleos en los últimos tres meses.

Seguro no es decisión fácil soportar la presión mediática por parte de la ciudadanía y de la iniciativa privada quienes consideran que no se puede detener a un país o estado a causa de un problema que no se sabe cuándo terminará. Difícil la decisión de optar entre la salud y la economia.

Es por eso que consideramos que las acciones del gobernador son las necesarias, ya que los yucatecos necesitaban que alguna autoridad les recordara que no estamos en tiempos de diversión y que lo que estamos sufriendo no son unas eternas vacaciones, sino un obligado encierro. Alguien se lo tiene que decir a falta de un Gobierno Federal que nunca tomó en serio este problema.

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