Editorial de Peninsular Punto Medio

Todo parece indicar que el PRI nunca cambiará, no escarmienta ya se dio cuenta que con imposiciones le apuesta a la derrota y que ahora tiene que aprender a negociar y a repartir el pastel. Ayer en Quintana Roo volvió a demostrar que no tiene intenciones de cambiar su guion y rompió su luna de miel que tenía con el PRD y PAN y no irán juntos para la candidatura a la Gubernatura de ese estado.

Si bien es cierto que la candidata Laura Fernández Piña, quien era diputada federal por el PVEM, saltó al PRD y buscaba ser la abanderada de la Coalición Va por México, no tiene un historial impecable, pero ahora hay que ser pragmático y apegarse a lo que digan las encuestas, de lo contrario continuarán las cadenas de derrotas o a esperar que Morena escoja mal a su candidato o candidata que lo lleve a la derrota.

Los priistas parecen que no tienen intuición, no siguen lo que les dicen los politólogos y parece que no tienen las más mínimas intenciones de enderezar el rumbo.

Morena ha querido demostrar pluralidad al aceptar a desertores, el problema es que estos cometieron lunares y luego cuando pasan a su partido se olvida, o lo minimizan.Esta incongruencia se ha vuelto una constante.

Un notorio acierto que ha tenido Morena es que ha dado espacio a ciudadanos, pero que finalmente resultaron contados y algunos sin preparación, y que no tuvieron la fuerza para ser una corriente que dirija la orquesta.

El PRI acaba de tomar una pésima decisión, porque refleja que el trabajo en equipo no es lo suyo y que lo traiciona el sello impositivo que lo caracterizó.

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