Editorial de Peninsular Punto Medio

Ciro Murayama Rendón, uno de los consejeros electorales más polémicos, sobre todo porque es de los más señalados desde Palacio Nacional, estuvo ayer en Mérida, en el marco de un Foro Nacional de Distritación.

Y para no variar, aprovechó para cuestionar el proceso de Revocación de Mandato celebrado el pasado 10 de abril, pues dijo que el gobierno estranguló económicamente al Instituto Nacional Electoral, que, pese a ello, cumplió con esa obligación constitucional.

Cuestionó también las firmas por las que solicitó la Revocación, pues, de acuerdo a la revisión que hizo el Registro Nacional de Electores, unas 16 mil tuvieron inconsistencias.

Detalló que una de las inconsistencias fue que muchos de los que firmaron ya estaban muertos, lo que tiene lógica si tomamos en cuenta que la recolección de firmas se hizo en plena pandemia y miles pudieron perder la vida después de la firma.

Tanto Murayama Rendón como el consejero electoral yucateco Uuc-Kib Espadas Ancona cuestionaron el anuncio que hizo el presidente sobre la reforma en materia electoral, en el que pretende que los consejeros sean nombrados a través de una votación directa y universal por los mexicanos.

Ambos dijeron, y con razón, creemos, que esa acción atenta contra la autonomía e imparcialidad del INE, que con todo y lo que se diga, ha sido un organismo que ha costado su ciudadanización.

Lo que es un hecho es que la polarización que hay en México alcanza al INE, ya que es uno de los organismos autónomos que se sienten atacados por el presidente Andrés Manuel López Obrador y tienen de su parte a los opositores del mandatario. No está mal, por supuesto, pero hay que distinguir muy bien quiénes los defienden por convicción y quiénes para polarizar a los mexicanos.