El deporte es una inversión que ayuda a la sociedad: Rómmel Pacheco

Tras competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016, el clavadista yucateco Rómmel Pacheco volvió a México con la frente en alto y con la tranquilidad de haber dado todo de sí mismo en la justa deportiva más importante del mundo.

De visita en Mérida para descansar de sus recientes competencias, Rómmel se muestra sencillo, afable y de muy buen humor para platicar con PUNTO MEDIO. Se le sugiere que sea una entrevista distinta, para evitar repetir las mismas preguntas que ha tenido que contestar desde que tiró su último clavado en la final olímpica de trampolín de tres metros. “No te preocupes, a todos les contesto cosas diferentes. Empezamos cuando gustes”. Se maneja con propiedad y con experiencia ante los medios, no por nada lleva más de 20 años como atleta de alto rendimiento.

Un inicio “por gusto”

Rómmel, quien hoy es campeón mundial de trampolín (primer lugar, Copa Mundial de Clavados 2016) y quien ha asistido a tres Juegos Olímpicos, inició su andar en los deportes practicando distintas disciplinas, una etapa que recuerda con cariño.

“Empecé en natación a los 3 años, me llevaron a clases con la idea de que cuando fuéramos al mar no me ahogara. En esas clases tuve mis primeras competencias y comencé a ganar medallas. Luego pasé por el béisbol y, posteriormente, entramos a un club, donde todas las tardes hacíamos varias actividades. Ahí fue donde empecé en los clavados, el entrenador le dijo a mi mamá que yo tenía talento y recomendó que me enfocara en esta disciplina”, relata con una sonrisa.

Y así fue. Rómmel se dio cuenta que tenía el potencial para crecer en los clavados y los tomó como su forma de vida. A raíz de eso, vinieron las competencias estatales, donde destacó a tal grado de que resultó el clavadista con mayor puntaje en un proyecto de detección de talento de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).

Posteriormente, con su buena participación en competiciones a nivel nacional, le llegó la oportunidad de integrar a la Selección Mexicana de Clavados. Como él cuenta, el sueño de formar parte de los mejores clavadistas del país no hubiera sido posible sin el sustento de la familia: “A los 11 años llega el proyecto de Selección Nacional, todo se fue dando y el apoyo de mis padres fue primordial, si ellos no me hubieran llevado a hacer deporte no estaría hoy aquí”.

Por lo general, los padres de familia son el soporte principal para que los hijos logren todo lo que se propongan en la vida, y con Rómmel no fue diferente. Incluso, cuando se le pregunta si lo apoyaron para ser un deportista profesional a pesar de que ésta es una apuesta riesgosa para el futuro de un niño, el clavadista comenta que no toma su actividad como un “trabajo”.

“Mis papás nunca me llevaron a mis entrenamientos porque quisieran que yo destacara, sino porque eso me hacía feliz. Me vaya bien o mal, mis papás me brindan un apoyo incondicional, mientras haga lo que me gusta. Los padres tienen que apoyar a los hijos hasta donde les corresponde y darles los recursos para que logren sus metas. Antes que ser un atleta, tienes que ser buena persona”, sugiere.

El deporte como inversión

Para tener un país más sano y más activo, es fundamental que el gobierno continúe invirtiendo en el deporte, aunque Rómmel sugiere que no se le puede cargar toda la mano al Estado en este aspecto, pues la iniciativa privada también debe poner su granito de arena para promover la actividad física.

“Es fundamental que las empresas se sumen a apoyar. Muchas veces el deporte es visto como un gasto, y no es así, es una inversión que ayuda a la sociedad. En vez de que los niños no estén haciendo nada o metidos en vicios, es mejor que practiquen una disciplina que les permita conocer gente y que formen su espíritu de equipo y sus valores”.

Rómmel considera que el gobierno debe seguir creando los espacios y las condiciones adecuadas para la práctica deportiva, pero la iniciativa privada debe sumarse creando torneos para sus empleados o patrocinando competencias, clubes deportivos o atletas.

“El gobierno debería deducir impuestos a las empresas que promuevan el deporte. Es fundamental que el gobierno, iniciativa privada y sociedad trabajen juntos”, recomienda Rómmel.

Procurar lo positivo sobre lo negativo

En una conversación previa con Rómmel, platicó que en los Juegos Olímpicos de Río 2016 se visualizaba con una medalla olímpica, la única que la falta en su extenso palmarés de victorias… pero ésta no llegó.

El yucateco compitió en las pruebas de trampolín de tres metros, individual y sincronizados, ésta última al lado de Jahir Ocampo. En individual, culminó en séptima posición, mientras que en la prueba de dúo terminó en quinto lugar. A pesar de ello, no ve sus resultados como un fracaso, sino como un aprendizaje.

“Había expectativas muy altas de medallas, pero así es esto. En la Copa del Mundo me fue muy bien, me tocó podio, con los mismos clavadistas, pero no siempre te salen las cosas. Aprendes de esas experiencias”, comenta con mirada optimista.

Al término de Río 2016, la Conade hizo una evaluación sobre los resultados obtenidos y se reveló, en perspectiva de Rómmel, que hubo un incremento en atletas que, si bien no ganaron medalla, quedaron en el Top 5. Sin embargo, también se dio un déficit en el número de medallas, sobre todo en la de oro, misma que se consiguió en fútbol hace cuatro años en los Juegos Olímpicos de Londres.

Pero la gran mayoría de los mexicanos tuvieron otra apreciación de lo que estaba ocurriendo en Río de Janeiro con los atletas mexicanos, pues se creó una percepción de caos y de fracaso en pleno evento porque en la primera semana de competencias no se obtuvo ninguna medalla y la delegación nacional daba más de qué hablar por las imágenes filtradas de Alfredo Castillo, titular de la Conade, con su pareja en la ceremonia inaugural, y por las fotos de los deportistas usando uniformes parchados.

Rómmel menciona que ahora, con el impacto de las redes sociales, todo se hace más polémico. En lo personal, no le afecta lo malo que pudieran decir de él, y de hecho, piensa que lo tratan bien: “Como atleta, las redes sociales te dan el espacio para darte a conocer y compartir lo que haces, pero también lo es para que la gente pueda opinar; si estás dispuesto a abrir una cuenta igual te expones a cualquier tipo de opiniones y situaciones”.

Pacheco cree que los resultados tienen que verse de otra manera, con vaso medio lleno, no medio vacío: “Creo que la percepción de la gente es muy volátil. Los mexicanos se enfocan en fijarse más en las cosas negativas que en lo positivo, eso crea un ciclo que no ayuda en nada a la sociedad. Si nos ponemos a pensar, hay muchas cosas malas en todos lados, pero tenemos que ver lo bueno y ver qué se puede trabajar para que todo sea mejor”.

Un nuevo comienzo

El clavadista yucateco, uno de los deportistas más grandes que haya dado la tierra del Mayab, tiene pensado seguir entrenando y compitiendo al más alto nivel “hasta donde dé el físico”. Con 30 años, sabe que el cuerpo ya no es el mismo que cuando tenía 15, pero eso no es ningún impedimento.

“No estoy viejo, pero tampoco soy tan joven. El cuerpo me irá diciendo qué tanto puedo hacer y mientras esté sano, seguiré compitiendo”. Avanzando de competencia en competencia, es como verá si llega a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Con todo y sus logros deportivos, Rómmel es Licenciado en Administración de Negocios por la Universidad Anáhuac de México, y aun fuera de la fosa de clavados le gustaría dejar un legado a los más jóvenes desde la piscina hasta los escritorios.

“Me gustaría entrenar a niños y jóvenes en Mérida. No me visualizo como entrenador, pero sí como dirigente, pero para eso hay que seguir estudiando, en septiembre empiezo una maestría. Con buena preparación y si las oportunidades se dan, quiero retribuir a la sociedad todo lo que me ha dado el deporte”.– Martín Arias.

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