El fantasmita…

El escritor finalizó el cuento y lo leyó a sus tres pequeñas hijas. Luego ellas se durmieron y él y su esposa disfrutaron de una plácida velada. Se acostaron tarde y ella no tardó en dormirse. Él en cambio permaneciò en la cama escuchando el susurro del viento en los árboles. Pero…

…no era el aire… Alguien estaba llorando…

Bajó la escalera y buscó por toda la casa el origen de ese llanto. No lo encontró. Nadie parecía escucharlo… Todos descansaban. Regresó al dormitorio, pero no pudo dormir bien. Al día siguiente sucedió lo mismo. En la noche alguien sollozaba en la casa… quizá en su despacho.

Qué miedo…

Transcurrieron seis días, con sus seis noches. La llantina continuaba y el escritor era incapaz de localizarla. Y únicamente él oía aquellos lloros. Qué desesperación. Era como un niño… como si un niño pequeño se pasara las horas nocturnas llorando en algún rincòn de la casa. Incomprensible…

El séptimo día cuando se sentó a escribir encontró su cuaderno abierto… Sabía que no lo había dejado así… Se fijò bien. Se trataba del cuento del fantasma. Un fantasmita moderno que había creado hacía una semana. A sus hijas les había encantado! Era diferente. Era de colores y no era una sábana…

Pensó…

Tal vez al fantasma no le gustara tanta innovaciòn. Dejò la narraciòn como estaba, era muy divertida, hablaba de aventuras en un castillo en Escocia. Pero cambiò el dibujo! Pintò un fantasma normal y corriente. El de toda la vida. Y se dedicó a escribir nuevas historias.

Aquella noche no hubo lloros…

Tampoco la noche siguiente. Despertò ante tanto silencio. Y bajò a su despacho. Allí pudo ver una especie de sombra muy alargada jugando con una sábana. Parecía torear en el aire. Daba pases… lances de mucho arte. En verdad era una auténtica demostraciòn de toreo con una sábana blanca.

Sonrió.

Por la mañana se encontró una nota junto a sus cuadernos. “Gracias. A los fantasmas también nos gusta imaginar que somos Morante en Sevilla, Talavante en México, Pablo Aguado en Olivenza o simplemente un genio en el campo creando belleza. Los fantasmas también amamos el toreo”

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