Francisco Arteaga, originario de la zona metropolitana de la CdMx, ofrece en su restaurante ubicado en Francisco de Montejo, deliciosas carnitas estilo Michoacán
Hace nueve años decidió cambiar de aires y dejó la zona metropolitana de la Ciudad de México para establecerse en Mérida, específicamente en la avenida 50 entre 53 F y B del fraccionamiento Francisco de Montejo, lugar donde abrió un restaurante llamado “Carnitas El Mexicano, Pancho Arteaga”, donde el platillo estrella son las piezas de chamorros, que son recomendados de boca en boca por los propios comensales.
Este es el orgullo de Francisco, quien nos platica que, huérfano de padre y madre, desde pequeño viajaba por temporadas de la capital del país, donde vivía con su abuelita, a Uruapan Michoacán, donde ayudaba a sus tíos en la preparación de las carnitas, que les eran encargadas para servir en las fiestas del pueblo.
De esa etapa de su vida, aquel niño o joven se dio cuenta de la importancia que tiene la comida en la vida de las personas, porque, tras la fiesta, la gente lo primero que pregunta es que se sirvió de comer, por lo que en su local, el trato a su clientela es igual al que se da a los invitados a un festejo, con platillos abundantes y bien presentados, además de que personalmente se encarga de verificar que los comensales estén bien atendidos. De hecho, un detalle que distingue a su local, es la degustación de un taco de cortesía mientras que los clientes esperan su pedido para llevar.
“Es una costumbre arraigada en los mercados de Michoacán y del centro del país, obsequiar a la clientela con una prueba de lo que se vende y acá ofrecemos un taquito, para agradecer a la persona que se haya tomado la molestia de visitarnos”, comenta el entrevistado, quien debido a que desde muy pequeño aprendió a preparar las carnitas de manera artesanal, como hasta la fecha, en son de broma dice que “de pequeño no tenía cuna, sino un cazo”.
Aunque parezca mentira, Francisco no estaba interesado en tener un local en el que ofreciera las carnitas michoacanas, pues en un principio, estando aún en el Estado de México, vendía pastor y suadero. Fue su esposa quien lo animó a retomar la preparación de las carnitas y fue un éxito,
“En el Estado de México, logramos tener cuatro puntos de venta, pero por cuestiones de seguridad decidimos cerrar todo y venir a Mérida, donde nos ha ido muy bien”, nos platica la Magda Vega, quien detalla la amplia variedad de productos que hoy se ofrecen a partir de las carnitas que pueden degustar surtidos, de maciza, de cueritos, nana, trompa, oreja y costilla entre otros.
En el menú también se ofrecen gorditas, sopes, quesadillas de carnitas o de sesos y en la mesa de complementos se distinguen las rajas de cebolla blanca curtidas con chile habanero, que está simplemente deliciosa y otra verde en la que destaca la presencia del aguacate hass que se produce en los huertos michoacanos.
Francisco no se conforma con ser un exitoso restaurantero, sino que también se propuso superarse y de contar únicamente con educación secundaria, en la actualidad ha concluido su licenciatura en Administración de Empresas, es técnico en contabilidad, tiene conocimientos de derecho y está cursando una maestría en Alta Dirección Corporativa, y ese espíritu de superación también lo ha transmitido a sus colaboradores, que durante los últimos años han tenido la motivación para concluir sus estudios profesionales.
“En su momento trabajaron aquí, y ahora algunos son abogados, odontólogos, maestros, ingenieros contadores y otros profesionistas, que cuando tienen la oportunidad vienen a visitarnos, y eso es muy grato”, dice el entrevistado quién nos presume que su hija mayor, Mariani, apenas la semana pasada se graduó como abogada.
Texto y fotos: Manuel Pool Moguel