Por: María de la Lama
Entiendo la decisión del gobierno de minimizar y ocultarle al público la cantidad de casos de Covid-19 en México. Es verdad que se va a morir gente: todos los expertos coinciden en que el virus es realmente peligroso y en que no estamos ni cerca de tener un sistema de salud que pueda atender la situación como se debe. Pero también es verdad que será enorme el costo económico de parar todas las actividades, y que los que más se verán afectados son los más pobres. También la pobreza mata.
Pero, aunque entiendo, no estoy de acuerdo. Creo que es fundamentalmente inmoral y peligrosísima la discrecionalidad con la que se acerca nuestro gobierno a la honestidad –un hábito que históricamente ha caracterizado al gobierno mexicano, y que por lo visto a la 4T no le interesa transformar.
Más allá de los cálculos costo-beneficio respecto a la situación particular que estamos viviendo, esta actitud paternalista del que se cree con el derecho de mentir, merecedor del monopolio de la información o del monopolio de decisión sobre la población ignorante, es un grave error y está detrás de las catástrofes e injusticias más grandes de la humanidad: guerras, genocidios y hambrunas. Las élites (económicas, políticas, científicas) que se creen con el derecho y la autoridad de limitar la libertad reproductiva de la población, o de organizar la producción económica, o de calcular los riesgos de una guerra, o de una pandemia… son absolutamente ciegos a la historia. La arrogancia intelectual del que centraliza información y nos miente “para protegernos” ha probado reiteradamente y a lo largo de toda la historia ser un error. La decisión de un gobierno responsable es informar, para que cada quién decida (imperfectamente, pero asumiendo nuestra responsabilidad individual) a qué riesgos quiere enfrentarse. Los gobiernos son muy malos para calcular riesgos, en parte porque en el fondo a las personas que lo representan les cuesta muy poco estar equivocados. En no tantos años, la responsabilidad de nuestros muertos por Covid-19 no será de AMLO, sino del abstracto “Gobierno de México”. Y por más que a nuestro presidente le importe cómo lo recuerde la historia, estoy segura de que no le importa tanto como me importa a mí mi vida o la de mi abuela.