El Papa Francisco se reunió ayer con un centenar de monjas en un convento de carmelitas descalzas en la capital de Madagascar y les instó a que hablen “siempre y lo antes posible” cuando vean o escuchen “algo raro”.
El pontífice, que llegó este viernes a Madagascar procedente de Mozambique, visitó este convento y con cerca de un centenar de religiosas, la mayoría de clausura, recitó la hora tercia.
Aunque había preparado un discurso, Francisco decidió improvisar y relató la historia de santa Teresa de Lisieux, que le acompaña siempre en su vida.
La historia de la santa francesa ayudó al pontífice, que habló en italiano y fue traducido por un ayudante, a exhortar a las monjas a practicar la caridad y mejorar la vida en comunidad.
Aseguró que la joven santa hablaba siempre con su priora y las animó a que cuando “vean algo raro” que les quite la tranquilidad hablen “siempre y pronto”. Que acudan siempre a la “priora”, “aunque algunas prioras no sean el premio nobel de la simpatía”, bromeó.
“Si hubiera hablado antes Eva sobre la serpiente…, pero no habló y llegó el desastre”, aseveró.
Aseguró que “diablos educados” entran siempre en los conventos y que no les detienen las “dobles rejas y las cortinas”, y aconsejó “la caridad y la oración” contra la mundanidad.
Al terminar el discurso, el papa pidió perdón por ser un poco “folclórico” y no haber hablado de cosas teológicas y haberlas hablado “como a niñas”.
“Ojalá fuerais siempre niñas en el espíritu”, agregó.
Texto y foto: EFE