Al dirigir los servicios del Domingo de Ramos declara que se guarden las armas, no se planta una bandera tras los escombros
Mientras dirigía los servicios del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro, el primer servicio desde 2019 al que se le permitió asistir al público en la plaza después del levantamiento de las restricciones de covid-19, el papa Francisco condenó la guerra en Ucrania, calificándola de “una guerra que cada día pone ante nuestros ojos masacres brutales y crueldad cometida contra civiles desarmados”.
“Guarden las armas, inicien una tregua pascual, pero no para recargar las armas y empezar a luchar de nuevo, no”, dijo el pontífice. “Una tregua para lograr la paz, a través de negociaciones reales, dispuestos también a hacer algunos sacrificios por el bien de la gente”.
“De hecho, ¿qué victoria tendrá el que planta una bandera sobre un montón de escombros?”, añadió el papa. “Nada es imposible para Dios”.
En su homilía, el papa Francisco condenó “la locura de la guerra” y se refirió a los muertos en los combates, así como a los refugiados que huyen de la violencia.
“Cristo está una vez más clavado en la cruz en las madres que lloran la muerte injusta de maridos e hijos”, afirmó Francisco. “Está crucificado en refugiados que huyen de las bombas con niños en brazos.
Agregó: “Está crucificado en los ancianos dejados solos para morir; en los jóvenes privados de un futuro: en los soldados enviados a matar a sus hermanos y hermanas”.
IOR SE ALEJA DE MUNDO ORTODOXO
Por su parte, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), Cirilo I, ha bendecido la invasión rusa de Ucrania y la ha justificado en términos teológicos, una posición que está debilitando a su Iglesia tanto entre los millones de ucranianos que seguían vinculados a ella como en el resto del mundo ortodoxo.
“La consecuencia más significativa es que numerosas parroquias y sacerdotes en Ucrania se han distanciado de la IOR”, dijo Thomas Bremer, profesor de Estudios Ecuménicos y de las Iglesias Orientales de la Universidad alemana de Münster.
Pese a que una abrumadora mayoría de ucranianos ven a Rusia con creciente hostilidad, muchos continúan siendo parte de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, una institución semi-autónoma que depende en última instancia del Patriarcado de Moscú.
Los horrores de la invasión rusa han llevado a la jerarquía de esta iglesia autónoma y muchos de sus fieles a protestar abiertamente contra la postura de Cirilo. “Normalmente, en la liturgia se pide una oración por el Patriarca, lo que ha dejado de hacerse en señal de protesta”, explicó Bremer.
El metropolita de Kiev Onufri, que lidera la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en comunión con Moscú, ha condenado abiertamente la guerra, posicionándose así en contradicción con su superior Cirilo.
Texto y foto: Agencias