El Paseo de las bonitas y la alameda, reflejo del auge económico de la Mérida

Actualmente, es una de las zonas con más actividad comercial en la capital yucateca, y en esta época decembrina, por sus calles se concentran más de 250 mil personas a diario, por lo que es de las más codiciadas por los vendedores informales. Hablamos de la Calle Ancha del Bazar, famosa por las piñatas y dulces que se expenden en los kioscos, que surgieron para albergar a los locatarios del antiguo mercado de la ciudad que fue demolido durante el gobierno de Manuel Romero Ancona, es decir entre los años de 1878 a 1882.

Según se aprecia en antiguas fotografías, estos puestos eran de madera con una cúpula y puertas y ventanas de arco, y que fueron sustituidas por estructuras de mampostería hasta el año de 1915, y desde entonces son parte del entorno arquitectónico del lugar.

A lo largo de los años, mucho se ha criticado la permanencia de los Kioscos que impide disfrutar de la bella arquitectura de los edificios de tres pisos ubicados en el costado sur, entre los que se cuenta el imponente edificio del Siglo XXI, emblemático no solo de esta zona, sino de la ciudad, el cual fue inaugurado en el año de 1874 para albergar una ferretería propiedad de don Ricardo Gutiérrez.

En la fachada de una conocida tienda de papelería, se mantiene aún un antiguo reloj, que fue parte inclusive del slogan de la tienda Mariposa del Bazar, de don Elías Madahuar, y en donde antes funcionó un negocio propiedad de Juan Millet, junto al cual había una tienda de maderas, en lo que sería el acceso al Pasaje Cuevas.

Los periódicos de principios de siglo dieron cuenta del Gran Incendio que el 3 de octubre de 1903 consumió 12 locales, entre ellos al Hotel Bazar que fue inaugurado en 1881, y que en su publicidad presumía de contar en su primer nivel con un bar, café, baños públicos y numerosos comercios entre ellos la botica del bazar.

En la actualidad es muy triste observar el deterioro en el que se encuentran los pisos superiores del hermoso inmueble, y lo mismo ocurre con el que albergó al Hotel 3 Caras, que luce una pintura de color morado característica de una cadena de ropa de dama.

De ser posible hacer un viaje imaginario al tiempo en el que este lugar era llamado el “Paseo de las Bonitas”, a partir de 1790, se podría apreciar que en lugar de los kioscos, hubo un camellón con árboles de álamo con unas bancas de piedra, que ahora están en el Parque del Centenario, y en las calles circulaban calesas con bellas doncellas, de allá el nombre, que ahora según se escucha entre los propios comerciantes de la zona se trata de recuperar.

En un predio en el que hoy funciona una tienda de bicicletas, se aprecia un letrero de piedra en el que se lee que La Alameda, sus árboles y la casa para custodia se deben al esfuerzo del gobernador de la provincia, Lucas de Gálvez, y que la construcción inició en 1789 y concluyó al año siguiente.

El nombre de la Alameda, fue adoptado por un restaurante que funcionó hasta hace unos 40 años en un local ubicado frente al Parque Eulogio Rosado, que se construyó en 1883 en un espacio de la Plazuela del Correo que en su momento fue llamado también Parque de la Libertad.

Este restaurante que a la fecha funciona en la calle 58 entre 55 y 57, ofrecía comida árabe, precisamente porque en la Calle Ancha del Bazar había muchos comercios propiedad de libaneses, siendo uno de los primeros que abrió sus puertas en este lugar, el 17 de octubre de 1892, “La Reina de la Moda” de Nicolás Simón, quien apenas llegó a Yucatán tres años antes.

Justo en la esquina de la 56 con la 65 funcionó la cantina el Muro Muza, que el 14 de mayo de 1935 se destruyó en un incendio, y del que se rescató una figura de piedra que se encontraba en la fachada, que se pensaba era la figura del guerrero moro, y que resultó ser una figura maya que a la fecha se conserva en el Museo de la Ciudad, al igual que el “Monifato”, una figura de piedra que originalmente se encontraba en la rotonda oeste del Paseo de las Bonitas y que representa al Rey Fernando VII.

La estatua se construyó entre 1815 y 1816, y el 11 de mayo de 1820, como signo de repudio, amaneció con un sombrero, una soga en el cuello y un plátano en lugar de cetro. El monifato fue retirado y un ciudadano lo recuperó para luego colocarlo en el techo de su predio en la calle 65 con 42, que a la fecha se conoce con este nombre. Como se mencionó, la figura está en el Museo de la Ciudad en el ex edificio de Correos, que se construyó en 1908 y que requiere de un espacio individual para hablar de su historia.

Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Cortesía

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