Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Por más que quisiéramos negarlo el tiempo avanza y no podemos detener su paso por nosotros; aunque añoremos las mejores épocas, tarde o temprano, habremos de dejarlas atrás y en el deporte sucede exactamente igual. Cuánto quisiéramos aferrarnos a la era de quienes tanto admiramos, pero un día, quizá sin previo aviso, sabremos que fue la última vez que pudimos disfrutar de su actuación.
“El rey Richard”, película nominada al óscar este año, le mostró al mundo el polémico pero efectivo “método Williams” con el que se preparó a dos de las más grandes estrellas del deporte mundial. Pero en su infancia y al principio de su carrera, parecía que quizá Serena Williams sería la talentosa hermana menor de la máxima exponente del tenis femenil y en realidad, sucedió todo lo contrario.
Aunque lo cierto es que comparar a Venus con Serena es injusto, pues ambas se esforzaron por abrirse paso en un deporte que tiende a ser receloso de quienes lo practican, sobre todo hace más de 20 años. Simplemente podríamos entender que la menor de las Williams nació con un talento especial que perfeccionó a base de esfuerzo, de disciplina y de mucha perseverancia. Pero como dije, compararlas sería absurdo porque juntas siempre demostraron ser de otro planeta.
14 Grand Slams dobles y 3 veces campeonas olímpicas compartiendo la raqueta es el legado que sustentan juntas estas dos hermanas, probablemente la dupla familiar más prolifera del deporte; y al mismo tiempo les ha tocado ser verdugas una de la otra pues han disputado 9 finales individuales que terminó coronando a alguna de las dos. Sin embargo, nunca hemos escuchado de escándalos, rivalidades o envidias entre ellas, al contrario, era común verlas disfrutando desde las gradas el partido de la otra.
La semana pasada Serena Williams sorprendió a todo el mundo cuando, al publicar lo que será la portada de septiembre de una famosa revista de moda, manifestó que su retiro del tenis estaba demasiado cerca. Afirmando lo doloroso que es dejar algo que amamos, y también reconoció que quiere centrarse plenamente en otras facetas de su vida, y vaya que las tiene.
Estoy segura de que, como yo, hay muchas personas que disfrutan ver a Serena en una cancha de tenis pero que la admiramos por todo lo que ella es no solo como atleta. El deporte puede ser muy injusto para las mujeres cuando deciden practicarlo, por una parte, las oportunidades parecen presentarse con menos frecuencia, pero también en la mayoría de los deportes está la constante encrucijada de cuál es nuestro plan de vida, porque nos han enseñado que quizá hay que elegir si somos deportistas, madres, empresarias, esposas o algo más.
Pero para Serena Williams no fue así, se plantó con firmeza ante sus propios planes y no tuvo que elegir. La más ganadora del tenis en activo, esposa y madre de la pequeña Olympia, incluso, dueña de múltiples empresas, hasta vocera de diversas causas. La viva imagen de que no hay límites cuando sabemos lo que queremos y lo que podemos hacer.
Como ella misma dijo, tendremos que disfrutar estas últimas semanas porque estamos siendo testigos de historia dentro del deporte, probablemente no habrá escenario mejor para despedirse que en su propio país, pero por ahora esa publicación que nos tomó por sorpresa es el primer adiós, y suele ser el más difícil de anunciar.