En el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos, advierten

Para los científicos es muy preocupante el notable aumento de ingesta de plástico en los peces y estudios realizados por investigadores y especialistas apuntan a que uno de cada cinco peces en las costas mexicanas tienen micro plásticos en sus organismos y se transmiten al ser humano tras su captura.

El documento “Estudio sobre el impacto de la contaminación por microplásticos en peces de México” muestra como resultado que 144 piezas que fueron llevados a laboratorio para análisis, el 37% se identificaron con polímeros, mientras que la mayor parte, el 49% resultó con celulosa modificada en sus organismos.

El estudio realizado en tres zonas costeras de México, La Paz, Baja California Sur, (zona pacífico), Veracruz, Veracruz (zona Golfo de México) y Puerto Morelos, Quintana Roo, (zona Caribe) establece que la mayoría de los peces presentó solo una pieza en su estómago.

El estudio realizado en laboratorios de la organización internacional Green Peace, se llegó a encontrar hasta 45 micro plásticos en un mismo pez. Se obtuvieron ocho tipos de polímero diferente: celofán, etilvinilacetato, nailon, poliacrilato, poliestireno, poliéster, polietileno y polipropileno.

El estudio realizado por once especialistas de cinco universidades mexicanas y un organismo internacional establece que: “esta contaminación está impactando nuestros océanos nuestra biodiversidad, nuestros alimentos y nuestra economía”.

El reporte establece que anualmente 13 millones de toneladas de plástico van a dar a nuestros océanos en el planeta. Esta contaminación provoca daños ambientales y económicos que trascienden fronteras y que afecta a más de 700 especies marinas.

Según se establece en este estudio, en México se producen siete millones de toneladas de plástico al año; el 48% se transforma en envases y embalajes que no necesariamente terminarán siendo reciclados. La capacidad real de reciclaje del total de residuos valorizables apenas llega al 6.07% en el país, establece este informe.

El mayor volumen de plásticos que contamina los océanos tiene diámetro muy pequeño, inferior a 5 milímetros, y son conocidos como «micro plásticos». Dado su pequeño peso, los micro plásticos pueden ser transportados fácilmente por las corrientes, lo que les ha permitido llegar a todas las costas del planeta e incluso a los polos y los mares profundos.

La manera más probable de que interactúen las especies marinas y los micro plásticos, es por medio ingesta, ya que, por su pequeño tamaño, puede hacerlos indistinguibles de las presas naturales.

En el estudio se analizó una pequeña submuestra de las piezas encontradas en el laboratorio de la Unidad Científica de Greenpeace, para determinar si efectivamente eran plástico.

Los especialistas cuantificaron que los peces son el grupo más comúnmente reportado con presencia de micro plásticos. El estudio establece también el impacto de estos contaminantes en las especies marinas, en la economía de los pescadores y el resultado de la ingesta por humanos, tras la captura y comercialización de estas especies.

Los trabajos realizados en laboratorio se concretaron con la elaboración con cooperativas pesqueras y se examinó visualmente el contenido estomacal de distintos peces de importancia comercial de cada región en busca de piezas plásticas.

Los resultados muestran que, aunque la contaminación plástica no tiene el mismo impacto en todo el país, no existe zona exenta de ella.

Mediante la identificación visual se encontraron microplásticos en más de la mitad de los 755 peces muestreados, esto es, el 54%. Sin embargo, la proporción de ajuste encontrada con los análisis de validación en laboratorio fue del 37%, lo que sugiere que, únicamente el 20 por ciento de ellos, presentaron realmente plástico.

Se encontraron un total de 2 mil 718 piezas aparentemente plásticas en el estómago de los peces. De estas, aproximadamente mil 6 serían verdadero plástico. Las fibras fueron el tipo de plástico más comúnmente encontrado en un 98% fueron micróplasticos de color azul 45% y negro 41%.

Entre los tipos de plásticos encontrados en este estudio, predominó el celofán, usado como envoltorio de regalos, alimentos y en cintas autoadhesivas. El resto de polímeros tienen diversos usos tales como fibras para ropa y textiles (nailon, poliacrilato y poliéster).

También, plástico rígido para contenedores de distintos tipos (poliestireno y polipropileno), elaboración de equipos de pesca o material para embarcaciones (poliacrilato y polipropileno), elaboración de instrumentos eléctricos (poliéster) o la elaboración de botellas, bolsas de supermercado, empaques pequeños de un solo uso y otros contenedores de uso industrial (polietileno).

Dentro de los resultados, hubo claras diferencias entre regiones tanto en el porcentaje de peces con presencia de microplásticos como en el número total de microplásticos y número de plásticos encontrados por organismo.

La región que mostró estar más afectada fue Veracruz, con un número promedio de plásticos por organismo dos veces mayor que en las otras dos regiones. Esto podría estar relacionado al mayor impacto urbano que recibe este sitio de estudio, que se traduce en una mayor cantidad de residuos sólidos suspendidos derivados de escurrimientos o descargas de aguas residuales.

Por otra parte, la región que mostró tener el menor impacto de esta contaminación fue La Paz, lo cual puede relacionarse igualmente con su baja densidad poblacional con respecto a las otras dos regiones y, por tanto, con una menor generación de residuos y descargas.

Aunque la aparición de microplásticos en el estómago de los peces no proporciona evidencia directa de exposición humana ya que este órgano generalmente no se consume, en el medio marino estos plásticos pueden actuar como vehículo para diferentes productos químicos añadidos intencionalmente durante su proceso de fabricación, o bien, absorbidos por su superficie durante su uso y permanencia en el medio ambiente.

Existen riesgos potenciales de la transferencia de los contaminantes ingeridos por los peces a las partes comestibles de estos, así como posibles efectos tóxicos que pudieran disminuir la calidad de la carne del pescado. Estos riesgos son sobre todo preocupantes para comunidades humanas en las que el pescado es un componente importante en su dieta, donde incluso podría traer consecuencias serias para la actividad pesquera.

A pesar de que los peces muestreados en las regiones de estudio corresponden en general a pesca para el consumo local y no se exporta para su venta, varias de estas especies forman parte de pesquerías comercialmente muy importantes y están incluidas en la Carta Nacional Pesquera.

Incluso, algunas mostraron estar entre las especies más afectadas por región, como el pargo mulato (Lutjanus griseus), la lisa o lebrancha (Mugil curema) y el peto (Scomberomorus cavalla) en Veracruz o el merobobo (Ephinephelus morio) en Puerto Morelos.

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