Kinécarus Apreciación Cinematográfica
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Últimamente se ha hablado de la presencia del fanático y su relación con la cultura popular, especialmente con la presencia de franquicias que han actualizado sus personajes, por lo que el tema del choque de generaciones ayudaría a entender el panorama actual.
El mismo fan, con la aceptación mediática y social poco a poco ha cambiado su postura de consumidor y se ha convertido en un productor activo de opiniones que afectan a las historias y narrativas de las cuales escoge conscientemente.
Otro elemento que surge de manera contemporánea es el choque entre dos o más generaciones, después de casi 40 años de comenzar la vinculación emocional de la generación X (1965-1981) con las distintas propuestas de la era del “blockbuster” y ahora con la llegada a la adultez de la “generación Y”, mejor conocido como los Millennials, quienes nacieron entre 1982 y 2004 entra otra generación en escena:
Esta generación más reciente conocida como “Los Centenialls”, nacidos entre 1996 y 2010 (a quien equivocadamente en las redes sociales se les acusa de “Millennials”), al adentrarse al colectivo mediático de los diferentes tipos de fandom en la nueva era digital usando las redes sociales como vehículo, el conflicto es evidente: mientras los nuevos creadores de contenido se aprovechan del factor nostalgia para atraer a las dos últimas generaciones (los Millennials y los Centenialls) la Generación X, cuya identificación con el canon establecido de sus historias, personajes y universos preferidos siendo modificado a diestra y siniestra, salen para exigir un correcto tratamiento de sus historias, con las cuales han sido partícipes de toda su vida hasta ahora.
Por eso la audiencia moderna es por el momento la más dividida, con un grupo que acepta las nuevas propuestas y cambios mercadológicamente dispuestos y la otra que lucha desde sus trincheras para defender el santo grial de sus íconos de la adolescencia, ahora con numerosas adaptaciones cinematográficas y sus modificaciones para adaptarse, no es de extrañarse que en plena era de diversificación, a nivel de cultura popular, aún existan muros de nostalgia que no se han podido derribar.
