Estrellas…

Agosto rozaba el fin. Tocaba regresar a casa. A la vida de siempre. Pronto comenzaría el colegio. Los cumpleaños los viernes, la mochila, los partidos de fútbol por la tarde..y mil alegrías cada fin de semana… Regresarían a la playa los puentes, ya pensaban en el pròximo…

…y estaban tristes. Todos los niños. Los más pequeños habían jugado con cada ola, echarían de menos las tardes largas en la arena, andar con la bici por la plaza en la noche, la verbena… Los mayores habían descubierto los amoríos de verano…la pandilla, las sonrisas etéreas, días de sol y sal…

Para la última noche escogieron cenar cerca del mar. Una reunión de todos los amigos. Y después, mientras los adultos se arremolinaban a la vera de una guitarra, el abuelo se llevó a los niños a pasear. Hacía calor, y se sentaron en el mirador. Las olas se deshacían, perezosas, contra las rocas…

El abuelo les recordó que había que estar alegres, no apagados. Habían vivido unas vacaciones maravillosas. Retornaban a la ciudad, al colegio, con las amistades de siempre, tenían mucha suerte por poder disfrutar de tanto! Además pronto sería feria e irían a los toros…

Los chiquillos se dieron cuenta de que el anciano tenía razón. Eran afortunados por el agosto tan mágico que habían pasado… Y se llevaban mil recuerdos, mil anécdotas y mil fotos. Observaron las estrellas, había tantas aquella noche! Decidieron poner nombre a una, en homenaje a sus vacaciones…

Y se decantaron por Luis, para que las estrellas siempre alumbraran su caminar…

Hasta tu regreso, agosto!

Dedicado al mes de agosto y a Luisito…

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