VALLADOLID.- El alcalde de Valladolid, Enrique Ayora Sosa, y la presidenta del DIF, Anahí Novelo Carvajal, en un evento realizado en el cenote Zací, entregaron el galardón “Vallisoletana de 10”, con el se reconoció el valor, la constancia y la perseverancia de las féminas, en el marco del Día Internacional de la Mujer.
En esta ocasión, los reconocimientos fueron para mujeres emprendedoras, trabajadoras, apasionadas, madres entregadas, que se esfuerzan día con día para sacar adelante a sus familias.
Las galardonadas son: Flor Marina Rosado Aguilar reconocida por ser una empresaria local y pionera en la educación de los niños con capacidades diferentes, al crear el CAM #15 y la primera guardería en la ciudad; Luz Mariel Sosa Villanueva, joven de 12 años que representa a la Sultana de Oriente en el mundo de la danza; Rosa María Padilla Díaz, por su preparación y entrega al trabajo en la rama educativa.
De igual manera se entregó un reconocimiento a Leisy Graciela González Álvarez, “La Payasita Sonajita” ícono vallisoletano, que con dedicación y empeño, ha alegrado las fiestas y la niñez de muchos ciudadanos.
Por su parte, Hermelinda Silva Uuh fue reconocida por ser una empresaria restaurantera y por su gran sazón culinaria, que representa la gastronomía vallisoletana. María Luisa Ceh Yam fue homenajeada por ser referente en Taekwondo, entrenando a varios atletas que han destacado en esta disciplina, además de que promueve el deporte en el municipio.
Además, como un claro ejemplo de la perseverancia y profesionalismo, Fidelina Gamboa Echeverría, quien durante más de 45 años ha manejado la empresaria familiar “Omnifoto”, recibió también la distinción.
También fue premiada Adelaida Canul Tuz, residente de la comisaría de Tixhualactún, que ha trabajado constantemente por sacar adelante a su familia, y apoya en el comedor comunitario.
Por su esfuerzo, dedicación y perseverancia a lo largo de su vida, hoy se reconoció también a Bernardina Hau Uch, por ser una artesana, altruista y gran madre. Guillermina Osorio Bonilla, por ser una madre ejemplar y entregada que vende carne asada y longaniza para ayudar en el hogar y así darle un mejor futuro a Russel Chan Osorio, quien padece un trastorno conocido como “huesos de cristal”.
Texto y foto: Edmundo Hernández
