Gracias, madre

Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com

Hoy Día de las Madres no puedo evitar pensar en aquella campaña de una importante empresa patrocinadora de los Juegos Olímpicos que en unos cuantos minutos nos contaba diferentes historias que bien podrían ser la vida de muchos atletas, mostrándonos pasajes de su infancia hasta convertirse en importantes deportistas pero con un factor en común, el trabajo que realizaban sus mamás para contribuir en esa carrera deportiva.

Y es que muchas madres se enfrentan a la realidad de ser ellas solas quienes saquen adelante a sus hijos e hijas, quienes se ocupen de las responsabilidades del hogar, de la crianza y de proveer todo aquello que sea necesario para que se conviertan en personas con un futuro prometedor, pero sobre todo, con un presente estable.

Pero cuando aquellos pequeños manifiestan su anhelo por un deporte, las mamás entienden que hay una nueva responsabilidad compartida, un sueño que perseguir y que requiere de su participación para hacerse realidad. Ahí tenemos las historias de tantas mujeres que trabajaron jornadas completas, que costuran trajes de competencia, que llevan a entrenamientos, que sanan heridas, que están ahí para celebrar las victorias y reconfortar en las derrotas.

Aunque algunas veces apoyar sus sueños represente dejarlos ir. Muchos atletas crecen lejos de sus hogares en centros de alto rendimiento desde tempranas edades, limitando la convivencia familiar a unos pocos días al año pero con la plena certeza de que todos los sacrificios, tarde o temprano, valdrán la pena.

En el mundo del deporte hay muchas mamás que se han vuelto famosas precisamente por el reconocimiento público que han hecho sus retoños a los esfuerzos que ellas han realizado, como Deborah Phelps, mamá del nadador Michael Phelps; Oracene Price, de Venus y Serena Williams; Dolores Aveiro, de Cristiano Ronaldo; Irma Sánchez, de Paola Espinosa; Kultida Woods, de Tiger Woods, entre otras.

Y por supuesto que, en algunas ocasiones, el rol de madre también puede ser desempeñado por otras figuras familiares como Nellie Biles, abuela de Simone Biles, que obtuvo la custodia de la mejor gimnasta del mundo cuando tenía apenas tres años de edad; Adriana Martínez, tía del futbolista Carlos Tévez, quien supo alejar de las calles a un joven para que se vuelva una estrella o Leigh Anne Tuohy, madre adoptiva del ganador del Super Bowl, Michael Oher, cuya relación incluso fue llevada al cine.

Asi que gracias, mamá, por inculcarnos la disciplina, por ser la primera miembro de nuestro club de fans, por gritar en nuestros partidos, por enseñarnos que somos más fuertes que nuestras derrotas y más resistentes que nuestras lesiones. Por apoyar nuestros sueños ya sea dentro o fuera de una cancha, por pagar el boleto para un partido o por aprender de tu hija a quien le gusta escribir sobre deportes. Gracias, mamá.

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