Hacienda Yaxcopoil: un hermoso viaje al pasado

Para conocer cómo era la vida cotidiana de las familias yucatecas que se dedicaban al henequén, hay que visitar la Hacienda Yaxcopoil, ubicada a unos 30 kilómetros de la capital Yucateca, por la carretera a Muna.

Al llegar al lugar, que data del siglo XVII, llama la atención del visitante un hermoso arco doble morisco y detrás un enorme y milenario zapote, que son propiamente la antesala para ingresar a la casa principal, que en la actualidad está abierta al público, que realiza un viaje al pasado al conocer los espacios y mobiliarios que acostumbraban usar los hacendados a finales del siglo XIX y principios del XX.

El actual propietario de esta hacienda es el señor Miguel Fernando Faller Cervera, descendente de la familia que adquirió la hacienda en 1864, y de cuyo padre, don Francisco, se cuenta en la estancia principal con un retrato al óleo en el que a caballo luce su traje de charro.

“Era muy aficionado a la charrería, y constantemente viajaba a Veracruz para adquirir caballos”, se cita en el libro “Viaje por la Gastronomía de Yucatán”, de Edmundo escamilla y Yuri de Gortari Krauss, en la que a detalle se describe el tipo de alimentación que se servía en la casa señorial, donde no faltaban los quesos europeos tipo Daysi con los que se hacían el sandwichón. Así como el puchero y el frijol con puerco, mientras que por las tardes se acostumbraba disfrutar de pan y chocolate con agua.

En las vitrinas se conservan vajillas europeas, entre ellas una con las iniciales de la señora Pilar Cámara Cerdera, además de un servicio de mesa que obsequió a la familia la emperatriz Carlota y una inglesa con la imagen del Castillo de Windsor.     

En la biblioteca de esta hacienda se conserva un recetario del Siglo XIX de la Casa Blanca, ya que los miembros de la familia, viajaban continuamente a Nueva York, Nueva Orleans y Alabama, a esta última ciudad enviaban enormes cantidades de sacos de henequén que se empleaban para almacenar productos agrícolas. En este sentido, hay que recordar que el auge del henequén inició en 1870, y que en esta propiedad, que en su momento de esplendor llego a tener 12 mil hectáreas, se contaba con maquinaria que instalaron ingenieros que se trajeron exprofeso desde Inglaterra y Alemania.           

La bonanza que trajo consigo el oro verde, permitía a la familia tener todos los salones decorados con muebles decimónicos, tales como sillas de bejuco austriacos, lámparas y espejos franceses, finos jarrones de porcelana japonesa, y en los corredores, muebles de encino dorado fabricados en los Estados Unidos.   

En el recorrido realizado por el equipo de Peninsular Punto Medio, apreciamos la amplitud de la recamara principal, que cuenta con un baño integrado provisto hasta de una tina y un bello lavabo que data de principios del siglo XX. La propiedad cuenta además con una capilla dedicada a San Jerónimo, las oficinas principales, la pagaduría, tienda de raya (que quedó fuera de la propiedad original), almacenes y un cuarto de máquinas circundado con arcadas construido en 1880.   

En la tienda de recuerdos platicamos con el señor Mario Alberto Huchim Tun, quien dijo haber nacido en la hacienda Yaxcopoil, donde trabajaron también sus padres y abuelos.

-Era muy próspera, se sembraba puro henequén, y había trabajo toda la semana, hasta que comenzaron los incendios, cada vez se trabajaban menos tierras y en 1984 se acabó todo– lamentó este hombre, quien también mencionó que 30 años de su vida los dedicó al cultivo del oro verde.

También explicó que los dueños de la Hacienda son descendientes de alemanes, (que llegaron en 1860 a Yucatán), y que en su momento fueron los dueños de la Famosa Ferretería el Candado, que surtía de refacciones y herramientas a todas las fincas henequeneras.         

Hoy, al igual que muchos de los habitantes de esta hacienda, don Mario trabaja atendiendo a los visitantes que llegan de toda la república y del extranjero a conocer el patrimonio artístico y cultural con el que cuenta esta majestuosa hacienda, que representa fielmente la vida en las haciendas yucatecas en la época de oro del henequén.   

Texto y fotos: Manuel Pool

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