El conocido puesto se encuentra a un costado del Salvador Alvarado y su travesía inicia desde 1964; lugar que se distingue por la calidad de sus platillos de picadillo rojo, negro, alcaparrado y huevo
De la misma manera que los vecinos de San Sebastián recuerdan los salbutes de Xpil, los que viven por el rumbo de la Colonia Yucatán y alrededores tienen muy presente la imagen del Gordo Erosa, don Bado, que durante muchos años vendió sus salbutes de picadillo rojo, negro, alcaparrado y huevo en un remolque que arrastraba con su jeep y que instalaba, como a la fecha lo hacen sus hijos, a un costado del Salvador Alvarado.
Don Oswaldo Erosa falleció hace nueve años, pero aún es posible disfrutar de estas delicias en el mismo lugar donde todos los días, a excepción del domingo, desde las siete de la mañana ofrecen Laura y Luis, sus hijos, quienes siguen la tradición familiar cuidando el sabor y la calidad de su producto, como si estuviera don Bado.
Y aprovechando que al pasar frente al estadio, aún estaba abierto el puesto, bajamos a disfrutar de unos salbutes y platicamos con Laura Inés Erosa Martín, quien nos recordó que aunque en el remolque y en las mantas se resalta que don Bado inició en 1964, la historia inició unos años antes, en la década de los cincuenta.
“Mi abuelo, don Miguel, comenzó a vender sus salbutes en un triciclo debajo de un árbol ubicado en la carretera a Progreso, casi frente al edificio que hoy ocupa Banamex”, dijo Laura, y señaló hacia lo que hoy es un supermercado que era anexo a la Plaza Buenavista, que para esos años no se había construido aún.
Buscando en internet, encontramos comentarios con respecto a que don Miguel, en algún momento, también vendió sus salbutes a las puertas del desaparecido Círculo Camionero, en Avenida Cupules, que entonces costaban 20 centavos.
“Fue en 1964 que comenzó a trabajar mi papá, don Bado, siempre con el triciclo, y luego en 1976 cuando se reordenó la zona fue que lo reubicaron aquí”, comentó Laura, quien destacó que en esos tiempos funcionaba en lo que hoy es el Gimnasio Polifuncional del IDEY, una terminal de combustibles de Pemex, mientras que en el espacio donde se construyó Plaza Buenavista al parecer funcionó una gasera, apenas comenzaba a construirse el fraccionamiento.
“En ese tiempo mi papá preparaba unos salbutes de papa con frijol que eran tan grandes que le llamaban los Platillos Voladores o los long play, como el tamaño de los discos”, comentó Erosa Martín, y también recordó la visita que en 1994 hiciera al puesto el malogrado candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio.
“Platicó con mi papá un buen rato porque lo trajeron un poco tarde y ya no había gente, fue algo muy bonito, mi papá decía que sí sería presidente, también venía mucho don Victor Cervera Pacheco y más recientemente Rommel Pacheco y otras personalidades de la comunicación como José Luis Preciado”, dijo.
Y es así como a lo largo de estos 57 y ya casi 58 años de historia, han sido parte de la historia de Salbutes don Bado desde aquellos cordeleros que rumbo a Cordemex se detenían a comprar su desayuno, lo mismo que los trabajadores de Pemex que cruzaban a saborear sus salbutes de picadillo y huevo sancochado acompañados de una salsita picosita y su buen vaso de horchata casera.
Hoy en el remolque solo se venden refrescos embotellados, que bien fríos son el complemento perfecto para acompañar los salbutes o tortas, que debido a la carestía han tenido que sufrir un aumento en sus precios (18 y 25 pesos respectivamente).
“A pesar de esto, que es algo que no podemos evitar, no nos falta venta, y a las once y media o doce ya se nos acabó todo”, apuntó Laura, quien recordó que en estos momentos de pandemia, extreman todas las medidas sanitarias y de limpieza, por lo que el puesto inclusive cuenta con delimitación de seguridad y se suspendió la atención en la barra, por lo que la mayoría de los pedidos son para llevar.
Texto y fotos: Manuel Pool