Por la atención especializada y de alta calidad que se ofrece en los modernos hospitales con los que cuenta Mérida, en la actualidad es considerada como un polo de servicios médicos que atrae a pacientes de toda la región y aún del extranjero, pero vale la pena hacer un viaje al pasado y conocer cómo se fue desarrollando esta disciplina, cuya historia comienza casi a la par de la fundación de la capital yucateca.
El primer alcalde Mayor, Don Gaspar Suárez de Ávila, fue quien donó en el año de 1550 parte del terreno que ocupaba su predio para la construcción de un hospital que, bajo la invocación a Nuestra Señora del Rosario, abrió sus puertas el 18 de mayo de 1562. Como era la costumbre en la época, el nosocomio que se encontraba a unos pasos de la plaza principal; también contaba con una capilla, ubicada en la calle 61, la que aún existe, pero que lamentablemente permanece cerrada y cuyo frente es utilizado como acceso a conocido estacionamiento.
El 4 de junio del año 1847, en este lugar que ya se conocía como el Hospital de San Juan de Dios, el Dr. José Matilde Sansores aplicó la primera anestesia general con éter, (un año después que Warren y Morton la aplicaron en Estados Unidos), en la persona de José María Huchim, a quien el Dr. José María Tappam, (egresado de la Universidad de Harvard) le hizo la amputación de la mano izquierda destruida por explosión de una bomba.
De acuerdo a un documento redactado en 1964 por el entonces subdirector médico del Hospital O´Horán, el Dr. José Luis Rodríguez Echánove, el segundo nosocomio con el que se contó en la capital yucateca, estaba dedicado exclusivamente a la atención a los frailes franciscanos que habitaban en el Convento de La Mejorada, que funcionó en una primera etapa entre los años de 1688 a 1694.
En una segunda etapa, que inició en 1862 y que se prolongó hasta 1906, (antes de que se trasladara al lugar que ocupa en la actualidad ya con el nombre de Hospital O´Horán), fue en el viejo hospital de La Mejorada donde iniciaron su carrera médica muchos jóvenes inteligentes y abnegados, bajo las sabias enseñanzas de algunos discípulos del Dr. Vado Lugo, fundador de la Escuela de Medicina de Yucatán, (en 1833), y también de médicos como el Dr. Ricardo Sauri, quien regresó de Paris trayendo las novedades de Pasteur y Lister.
Antes, en este hospital, ya abierto al público en general, lo mismo se atendían luxaciones, que se entablillaban fracturas, que se extraían cálculos de la vejiga, o se realizaban suturas de heridas, se atendían partos y también se asilaba a los dementes en una sección situada al fondo del patio, provista de celdas, donde eran alojados los enfermos mentales.
Sus centenarios muros fueron testigos de las actividades desarrolladas por los inolvidables maestros: don Agustín O’Horán, don José Dolores Patrón, don Augusto Molina Solís, don Manuel Arias, don Joaquín Acevedo Acosta, don Francisco Losa.
En 1895 el joven doctor Saturnino Guzmán Cervera, entonces recién llegado de Europa, también de la Universidad de París, en este lugar, por primera vez hizo una laparotomía y fue en la persona de un sirio-libanés que presentaba una herida en el vientre causada por un disparo de arma de fuego que le causó 14 perforaciones en el intestino las que suturadas a tiempo salvaron la vida del herido.
El viejo hospital conoció los bellos tiempos del comienzo de la cirugía muy poco tiempo después de haberse iniciado en Europa.
Texto: Manuel Pool Moguel
Fotos: Luis Payán