Iglesia recuerda la importancia de la paz entre los cristianos

El arzobispo Gustavo Rodríguez Vega declaró que la Iglesia continúa asistiendo a los enfermos como lo hacía Jesús: los institutos sanitarios, de asistencia y beneficencia gestionados en el mundo por la Iglesia son en total 115,352. “En estos centros hay 5,167 hospitales, la mayoría en África y América; 17, 322 dispensarios, la mayor parte en África, América y Asia; 648 leproserías distribuidas principalmente en Asia y África; 15, 699 casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad, en su mayoría en Europa y América”.

En su homilía en la Catedral de San Ildefonso destacó lo anterior, sin contar todos los enfermos que se atienden en cada parroquia, en los dispensarios médicos, más todos los enfermos que están en casa y que reciben la visita de los ministros de la Iglesia para darles la comunión y proveerlos de la ayuda que necesitan.

En su mensaje para esta jornada, el papa Francisco recordó el pasaje de la Carta a los Hebreos que habla de la Palabra, diciendo: “La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos: ella penetra hasta dividir alma y espíritu, articulaciones y médulas, y discierne las intenciones y pensamientos del corazón” (Hb. 4, 12). Con estas cualidades, la Palabra es capaz de convertir a todos los que se acerquen a ella con sinceridad y atención”.

 Por otra parte, explicó que se está dentro de la Semana Mundial de Oración por la unidad de los cristianos, que va del 18 al 25 de enero. “Que haya paz y buena relación con todos los hermanos y hermanas que compartimos un solo Bautismo y la Palabra de Jesús. Todos los cristianos debemos orar para que lleguemos, con la gracia de Dios, a la total unidad de fe y vida sacramental. Sin embargo, desde ahora podemos convivir y trabajar juntos por causas comunes, como el cuidado y protección de la casa común, así como por obras de justicia y caridad para con los necesitados. Nuestra oración en esta Eucaristía es también por esta intención”.

Indicó que el santo Evangelio, según san Mateo, presenta el inicio de la vida pública de Jesús cuando Juan el Bautista fue arrestado. Se trata de su misión pública, porque los 30 años que vivió en la privacidad de la vida familiar son también una gran enseñanza, una buena nueva sobre el sentido y el valor de la vida en familia.

Señaló que, para este inicio, Jesús dejó su ciudad de Nazaret y se trasladó a Cafarnaúm, un pueblo de pescadores. San Mateo señala el cumplimiento de la profecía de Isaías, la misma que hoy aparece en la primera lectura y que dice: “Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció” (Is 8, 23 – 9, 1).

Recordó que san Mateo continuamente afirma el cumplimiento de las profecías en Jesús, pues su evangelio lo escribió para cristianos venidos del judaísmo, que necesitaban la conexión con el Antiguo Testamento. También para nosotros es muy valioso descubrir este vínculo y reconocer cómo el Señor de la historia iba revelándose por medio de sus profetas.

Por otra parte, recalcó que san Pablo, en su texto de la Primera Carta a los Corintios, les llama la atención porque se ha enterado de que están divididos entre ellos, haciendo partidos: unos dicen que son de Apolo, otros que son de Pedro y otros que son de Pablo. Todo esto es inadmisible, porque los creyentes somos sólo de Cristo, ya que en su nombre hemos sido bautizados; por lo que Pedro, Apolo y Pablo pertenecen también a Cristo.

Explicó que se ha de tener mucho cuidado, porque el demonio quiere sembrar división en todos los grupos de personas, comenzando por las familias, siguiendo hasta con los grupos de la Iglesia. La principal causa de división es el orgullo y el ansia de poder, que mueve a las personas a querer hacer prevalecer sus opiniones, buscando ponerse a la cabeza.

Texto: Darwin Ail

Foto: Cortesía