Industria de la moda: gran contaminante para el mundo

Según el Banco Mundial, la producción de textiles es responsable del 10% de la contaminación ambiental global por emisiones de CO2; para frenar este impacto, una de las mejores alternativas es optar por ropa de segunda mano

Los últimos años mucho se ha hablado de la industria textil y las condiciones deplorables de su producción. Desde el mal estado de las fábricas; la reducción de calidad de las materias primas; la sobreproducción de prendas; hasta el riesgo que viven diariamente las y los trabajadores de las “grandes” empresas –principalmente mujeres y niños–.

Pero de igual manera, la industria de la ropa representa un problema para la contaminación de las aguas, el suelo y el aire, tanto en los países productores como alrededor del mundo. Según el Banco Mundial, la producción de textiles es responsable del 10% de la contaminación ambiental global por emisiones de CO2.

Para cumplir con una producción aproximada de 120 mil millones de prendas al año, la industria de la moda necesita inevitablemente sobreexplotar los recursos, el más importante: el agua. Por ejemplo, para la fabricación de una sola prenda se necesitan más de 7,000 litros de agua, cantidad que podría satisfacer las necesidades de una persona por más de 5 años.

Hoy en día, y debido a los hábitos de consumo, las personas en promedio, buscando estar ‘en tendencia’, adquieren 60% más prendas que hace 15 años, mismas que duran la mitad del tiempo. Esto da como consecuencia que la sobredemanda y la producción desmedida de ropa continúe e incluso aumente, incrementando también el daño ambiental.

Para frenar el impacto ambiental que representa la producción de nuevas prendas y cuidar el medio ambiente, cada vez que alguien busque comprar algo, adoptar un nuevo estilo o ‘renovar el clóset’, una de las mejores alternativas sería: optar por comprar ropa de segunda mano.

La ropa de segunda mano o segundo uso son prendas que ya han sido utilizadas, pero aún se encuentran en buenas condiciones para venderse, donarse y/o intercambiarse para que otra persona pueda seguir dándoles un periodo de vida útil, por lo que al adquirlos, la población aprovecharía varias veces una sola ronda de fabricación; evitando así la sobredemanda, el gasto, la sobreproducción y el daño ambiental que hubiera representado la maquila de una nueva prenda.

Pues incluso, tras las fiestas navideñas, Reino Unido registró un aumento de las devoluciones de bienes adquiridos. Según ZigZag Global, una plataforma virtual de gestión de devoluciones de compra, estas han crecido en un 24 % respecto al año anterior. En gran medida, se trata de prendas de ropa no deseada. La industria textil tiene un gran impacto en el medio ambiente y en el mundo laboral.

Texto y foto:  Agencias

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