Everardo Flores Gómez
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Quiero compartir con mis amables lectores una serie de recomendaciones que aparecieron hace algunos años en un libro fabuloso de Sandro Cohen titulado “El zen del ciclista urbano”. Sandro Cohen fue un poeta y escritor norteamericano nacionalizado mexicano, profesor d la UAM Azcapotzalco, amante de la bicicleta que tristemente abandonó este plano sensorial a finales del 2020 víctima del covid.
En este texto que da cuenta de la experiencia del autor de años de convivencia vial con automovilistas y camioneros nos ofrece una lista de consejos conductuales de verdad muy útiles a la hora de montar una bicicleta en las calles de nuestro querido México. Comparto estos consejos de Cohen porque yo mismo he tenido oportunidad de confirmar su pertinencia y utilidad para convivir en las calles sobre todo cuando entiendes que cuando circulas en bicicleta eres un ser muy vulnerable que precisa no sólo de habilidades técnicas y físicas sino de habilidades psíquicas y sociales que son a las que me referiré en esta entrega.
1. Un ciclista urbano nunca debe tener prisa. Regla de oro. Quizá una de las veces que he estado más cerca de ser atropellado fue una vez que decidí pedalear con todas mis fuerzas para no llegar tarde al trabajo y por suerte solo me costó una llanta doblada. El remedio es salir 15 ó 20 minutos con anticipación y fluir con tranquilidad por la calle, si se te hace demasiado tarde apechugar el regaño o el descuento y entender que más vale llegar tarde que nunca.
2. El peatón es el mejor aliado del ciclista. Los Cicloturixes tenemos una máxima que reza “La calle se comparte”. Es absurdo quejarse de la falta de empatía de los automovilistas hacia los ciclistas cuando nosotros reaccionamos igual con los peatones que caminan sobre la ciclovía, hay que tener respeto, no olvidemos que todos somos peatones y entendamos que a veces las banquetas están tan horribles y que es mejor caminar por la ciclovía. Un “con permiso”, un “voy por la izquierda” no nos va a demorar, lo cortés no quita lo ciclista.
3. El ciclista urbano jamás debe enojarse. Vaya reto, pero es cierto, el que se enoja no solo pierde sino entra en un estado de alteración que puede costarle la vida, tal como Kalimán recomendaba a Solín la serenidad y la paciencia, mucha paciencia, son las mejores herramientas del ciclista urbano para tener un buen viaje de camino a la chamba o de regreso a casa.
4. Prohibido engancharse con la neurosis del automovilista. Pedalear es un acto de empatía con otros usuarios de la calle, con los peatones como ya se dijo, pero ante todo con los automovilistas que no sólo son la mayoría sino quienes mayor daño pueden causarnos. No es fácil ir encerrado en una lata de una tonelada y no poder avanzar por el tráfico cuando tú puedes avanzar y pararte en cualquier parte, si te gritan algún improperio lo mejor es que se te resbale, no vale la pena contestar insultos, nunca sabes si él o la cochista decida de pronto usar su auto como arma y llevas todas las de perder.
5. Cuidado con las horas pico. Hay algunos momentos del día, sobre todo en las mañanas, donde el homo cochista parece abandonar su humanidad para convertirse en alguna especie de ser salvaje cuyo objetivo es buscar algún hueco, ganar todas las luces verdes y rebasar a quien se pueda y se deje. Diez minutos antes de las siete, de las ocho y de las nueve de la mañana son momentos críticos, el homo cochista no quiere llegar tarde y hará lo necesario para checar a tiempo menos salir temprano de casa, lo mejor es aplicar el consejo número 3 y hacerse a un lado.
El objetivo último de estos consejos es sobrevivir en un ambiente hostil como lo son nuestras calles, obviamente debemos cambiar nuestras leyes y debemos buscar la construcción de más infraestructura para la seguridad ciclista pero mientras ellos ocurre nimodos que no salgamos a pedalear, una bici en buen estado mecánico, nuestros 5 sentidos al cien y algunos consejos de inteligencia social deberán ser suficientes para disfrutar en bicicleta cualquier ciudad mexicana, especialmente esta hermosa ciudad de Mérida. Así sea.