Por el sendero, a la luz de las estrellas, el gato blanco seguía a la bruja. No era la típica bruja de los cuentos infantiles, era hermosa y de larga cabellera azul, pero su corazón era más duro que una piedra. El gato caminaba muy lentamente… La Luna en el cielo era redonda y blanca y lorquiana…
Se encontraron con una familia. Varios hermanos recorrían la senda, felices. Todos ellos abrigados con gorrito y bufanda, estaba fresca la temperatura. Uno de ellos sonreía con los ojos oblicuos de los que tienen el síndrome
llamado Down. Era lindo! La bruja le insultò y él le echò un beso…
Más adelante, avanzando ya la noche, se cruzaron la bruja y el gato con un tipo que venía cojeando… Una enfermedad infantil provocaba que arrastrara una pierna y que oyera con bastante dificultad. Frunciò el ceño la mujer, le disgustaba el hombre, pero él sin más le ofreciò una manzana…
Poco más arriba, cerca del lugar en el que se estaba celebrando un magnífico concierto de violín, la extraña pareja se topò con una niña ciega. Al no poder ver se le había desarrollado más el sentido del oído, y aplaudía encantada gozando de la música… Nuevamente la bruja pareciò molesta, qué espanto no poder ver!
Al llegar al lugar de la ceremonia manifestò estar más que harta del día de la discapacidad, le aburrían aquellas personas, le molestaban. El gato entonces adquiriò habla. Y le dijo: Me parece normal lo que le sucede. Usted padece incapacidad. Es incapaz de sentir. Incapaz de amar. Incapaz de ver lo verdadero…
Y la abandonò…
Cuentan leyendas antiguas que volviò a verla otra vez cuando habían pasado muchos años, me parece que trescientos, ya no era hermosa. Sí conservaba su esbelta silueta, pero su rostro estaba deteriorado por el odio. Su cara reflejaba su maldad interior. Se hacía acompañar de un sapo feo…
Dedicado a todas las personas que lidian con alguna discapacidad. Con fuerza!!
Dedicado a Luisito
Dedicado a Caye