La caja…

Les habían dicho que la caja era mágica. Lucía se lo había escuchado decir a su hermana mayor, Belén. Belén tenía diecisiete años y estaba viviendo un amor de verano dulce como pocos, después ya ni recordaba haber hablado de caja alguna. Pero Carlos también lo había comentado, y el padre de Martín… Todos afirmaban lo mismo…

Y si buscaban la caja?

La tarde estaba fea y lluviosa. Y los pequeños aburridos y enfadados. El mal tiempo les había hecho enojarse, y uno de ellos se había hecho daño en la rodilla, y a Lucía le dolía la cabeza. Sin duda era un día horrible, no tenían nada qué hacer! Si hubiera toros en la tele verían la corrida, les encantaba el toreo!, pero no… estaban con un programa de cotilleos…

Decidieron buscar la caja… Sería mágica?

Entre los cinco sumaban casi cuarenta años, la más pequeña tenía seis, el mayor nueve. Pasaron un largo rato en el desván buscando botas de agua para todos. Como no encontraban nada decidieron proteger los pies de la humedad a su manera. Después se escabulleron hacia el jardín…

La caja estaba oculta entre los árboles…

Para llegar a la zona arbolada atravesaron el puentecillo. El viento soplaba y se inventaron una cuerda para ir todos bien amarrados… Alcanzaron la parte en la que crecían las rosas…y uno de los chiquillos dijo que allí vivía un grillo que por las noches se convertía en príncipe…

Se entretuvieron un tiempo buscándolo…pero no lo encontraron. Se acercaron a la fuente a beber agua, qué sed, y como por el camino hallaron unas ramas muy pronto las convirtieron en flamantes caballos, y cabalgaron por todo el terreno. La caja continuaba allí, era pequeña y morada…

Pero los niños ya ni la recordaban… Jugaban!

Dedicado a todos los niños del mundo, su fantasía y su imaginaciòn son divinas!
Dedicado a Jimena, hija y sobrina de mis queridas María y Macarena Ordòñez
Dedicado a Luisito y sus hermanos

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