La corrupción no es problema exclusivo de políticos

Todos los días leemos noticias sobre los actos corruptos de nuestros gobernantes, políticos, funcionarios públicos, en redes sociales vemos videos de los famosos moches entre funcionarios públicos y empresarios, y sin embargo, me pregunto este vicio es problema exclusivo de los que ostentan el poder. No trato de defender a los poderosos sino en realizar un ejercicio de reflexión sobre la raíz de la corrupción.

La corrupción se da en todos los países no es un mal único de México, nos gusta señalar a los políticos como los rateros, que se roban millones de pesos mientras millones de paisanos viven en condiciones de extrema pobreza, pero
el detalle que esto suele ser discurso de aspirantes a la Presidencia de la República, señalando a los corruptos
como una mafia y que ellos son distintos, no son iguales a los demás políticos ladrones, corruptos, marranos entre otros adjetivos denigrativos.

Pero insisto la corrupción no es un mal exclusivo de nuestra clase política o gobernante, es un mal o problema sociológico. Mientras se piense que la corrupción no es una forma de cultura (en sentido sociológico) no se podrá combatir eficientemente. Si se enfoca como un problema “institucional” de los gobiernos, solamente se acumularán medidas de control, auditoría y castigo “a los que agarren”. El gobierno nos presentara a chivos expiatorios para demostrarnos que está cumpliendo su tarea de anticorrupción.

La corrupción es un asunto de cultura, es decir de forma de pensar y actuar de las personas, que solamente se resuelve con cambios de cultura sobre la honestidad.

Si a nuestras futuras generaciones no les damos un buen ejemplo y una educación integral la corrupción seguirá igual o peor. Tenemos un apetito sensible que nos impulsa a desear las cosas agradables que no poseemos. Así, desear comer cuando se tiene hambre, o calentarse cuando se tiene frío. Estos deseos son buenos en sí mismos; pero con frecuencia no guardan la medida de la razón y nos empujan a codiciar injustamente lo que no es nuestro y pertenece, o es debido a otra persona.

La corrupción se puede dar en todo tipo de personas como es el caso de los comerciantes, que desean la escasez o la carestía de las mercancías, que ven con tristeza que no son los únicos en comprar y vender, pues de lo contrario podrían vender más caro y comprar a precio más bajo; los que desean que sus semejantes estén en la miseria
para lucrarse vendiéndoles ocomprándoles… Los médicos, que desean tener enfermos; los abogados que anhelan causas y procesos importantes y numerosos.

Para quienes son creyentes, la recta conciencia y la buena conducta tienen un valor trascendente. Algo que va más allá de la justa convivencia social. Lo más importante: el buen ejemplo de padres de familia, maestros y toda otra figura de autoridad para niños y jóvenes en particular y todos los adultos en general. Sin el ejemplo, y cuando
las conductas no respetan las enseñanza en valores, éstas se pierden en la nada.

Debemos apostar por los rasgos virtuosos del hombre, pero también incentivarlos; pensar que la lucha contra la corrupción es un valor, pero también una necesidad; la corrupción es un mal, pero también un costo; el rechazo de la corrupción es un bien, pero también una ventaja; el abandono de prácticas corruptas puede generar desarrollo y bienestar; los comportamientos honestos se deben incentivar y castigar los deshonestos.

En la lucha contra la corrupción es muy importante que las responsabilidades de los hechos ilícitos salgan a la luz, que los culpables sean castigados con formas reparadoras de comportamiento socialmente responsable. de cultura sobre la honestidad.

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